La portavoz del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Málaga, María Gámez, reclamará al equipo de gobierno que preserve los entornos de la Catedral y del mercado de Atarazanas del «uso invasivo» de terrazas. Esta petición se planteará mediante una moción en la próxima Comisión de Urbanismo.

Junto a esta propuesta, el PSOE exigirá el cumplimiento de las ordenanzas relativas a la ocupación de la vía pública, «para garantizar la calidad de vida de los ciudadanos en convivencia con la actividad de los comercios y la hostelería».

Gámez, que se desplazó junto a concejales socialistas hasta el entorno de la Catedral, lamentó que la «supuesta peatonalización» de más de 10.000 metros cuadrados en este espacio, haya tenido como resultado un espacio «desangelado», carente de vegetación y «previsiblemente, pasto de la ocupación indiscriminada de mesas y sillas». «En definitiva, la privatización de un espacio público remodelado con casi tres millones de euros provenientes de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento», afirmó Gámez.

La portavoz, que calificó esta protección de «necesaria», explicó que pretenden «prevenir y adelantarse» para evitar «ocupaciones invasivas como ya ha sucedido en la plaza del Carbón, donde la acumulación de terrazas dificulta el tránsito de los peatones, o en la remodelada plaza de Camas, que está siendo ocupada por terrazas, perdiendo así uso público en favor de las concesiones a los negocios allí instalados».

En relación con lo propuesto, Gámez se ha apoyado en un informe del Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU) sobre los usos del Centro y su impacto en la calidad de vida, que constata que en los últimos años se ha disparado la actividad hostelera en un 29,24% en el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) entre 2011 y 2014, siendo este incremento superior -llegando al 38%- si se tienen en cuenta el puerto y el Paseo de Reding, según Gámez.

Concretamente, el PSOE señala que el mayor incremento de actividades se ha dado en el sector de comidas rápidas y tapas, «un sector nada especializado» y que es el más demandado por parte del «turismo de masas».

Esta actividad, según Gámez, «impide el tránsito por ciertas calles y plazas e incluso en ciertos momentos, el acceso de los vecinos a sus viviendas, a lo que habría que añadir el ruido y la problemática con respecto a la concentración y recogida de las basuras».

«El centro ya no cuenta con espacios públicos libres, sentarse a descansar obliga a pagar», lamentó la portavoz.

El informe alerta sobre la necesidad de que la evolución turística de Málaga no vaya en detrimento del Centro como barrio. Señala que la fuga de residentes es constante, pasando de los 6.868 residentes de 1991 a los 4.944 en 2013, un 28% menos.