El ruido del túnel de la Alcazaba se podría atenuar hasta 14 decibelios menos respecto a los 86 que se registran actualmente en su interior. Las distintas alternativas para reducir el impacto sonoro del tráfico en los peatones permiten rebajar la contaminación acústica hasta un 16%, cifra que mejoraría las condiciones en su interior pero que seguiría dejando el nivel de ruido por encima del límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), establecido en 65 decibelios para las horas diurnas.

La empresa Aistec se ha encargado de estudiar la situación actual del túnel, siguiendo un encargo del Ayuntamiento de Málaga y planteado por el Consejo Social ciudadano. El resultado del trabajo ha sido una batería de propuestas que se fundamentan en instalar un recubrimiento de material absorbente de ruido en la bóveda y de una pantalla de metacrilato de 2,5 metros de alto en vez de la valla.

Las medidas propuestas giran alrededor de estas dos actuaciones, con distinto grado de intensidad. Así, el recubrimiento de toda la bóveda del túnel y la instalación de la pantalla sería la opción que reduciría más el impacto del ruido, rebajando en 14 decibelios el ruido y el tiempo de reverberación, que pasaría de los 7,25 segundos actuales a 1,24 segundos.

Estas mejoras supondrían un avance notable respecto a la situación actual y cubriría ampliamente el objetivo de reducir, al menos, 6 decibelios. No obstante, esto también tendría un coste, superior a los 660.000 euros.

El gerente de Aistec, Antonio Jiménez, destacó que hay otras opciones que se contemplan y que son más baratas, como recubrir con material aislante parte de la bóveda, en concreto empezando a tres metros del suelo, lo que supone unos 4.080 metros cuadrados de superficie. Esto reduciría en 8 decibelios la contaminación acústica en el túnel, que pasaría de los 86 decibelios actuales a 78 decibelios, además de dejar el tiempo de reverberación en 1,45 segundos. El coste rondaría los 150.000 euros, siendo la más barata con mejor resultado obtenido en las simulaciones.

Esta opción se podría combinar con la instalación de una pantalla de metacrilato, con 2,5 metros de altura y 15 milímetros de espesor, que aumentaría la eficacia de las medidas correctoras y su presupuesto.

Aistec también plantea otra actuación complementaria, como es aplicar un pavimento de última generación a la calzada, como el poroelástico. Este está fabricado con fibras de caucho y un material que liga los elementos y deja cavidades que llegan a representar el 40% de su volumen. Su aplicación en el tramo del túnel permitiría reducir entre 5 y 10 decibelios de forma rápida y barata.

El concejal de Sostenibilidad, Raúl Jiménez, puntualizó que el estudio y las alternativas se presentarán ante el Consejo Social de la ciudad, que es donde se debatirán y se elegirá una de ellas. La idea es que para finales de año pueda salir a concurso para su ejecución en 2017.

Raúl Jiménez no se quiso pronunciar en favor de ninguna alternativa de insonorización, reiterando que será el Consejo Social quien elija la mejor opción. No obstante, sí planteó la posibilidad de buscar fondos europeos para financiar este proyecto.

El tráfico tiene el origen de este ruido, que se convierte en algo muy molesto y potencialmente dañino para los peatones, que tardan unos 3 minutos en cruzar los 240 metros del túnel. Por esta vía discurren unos 15.000 vehículos diarios en días laborables y 12.000 vehículos los domingos. Los picos de contaminación acústica alcanzan, incluso, los 100 decibelios en función del tipo de vehículo que pase en cada momento.