¿Las polémicas buscan a Celia Villalobos o es al revés? Sus declaraciones efectuadas ayer en el plató de Las Mañanas de TVE, donde se refirió a los representantes de Podemos, indican lo segundo. «A mí, que un diputado de Podemos, o que fuera del PP, lleve rastas no me importa. Con que las lleven limpias para que no me peguen piojos, me parece perfecto», dijo en alusión al frondoso pelo del diputado de Podemos por Tenerife, Alberto Rodríguez. Una declaración destinada a establecer una correlación directa entre la estética de Rodríguez y la del resto de los diputados de Podemos, que no está en sintonía con la habitual vestimenta que se lucía hasta ahora en el Congreso de los Diputados. Aunque luego Villalobos trató de matizar sus palabras, asegurando que no le importaba la estética de los diputados de Podemos, sí se mostró preocupada por el peso que había adquirido la formación de Pablo Iglesias en la Cámara Baja. «Me preocupa que el congreso se convierta en un teatro», manifestó sobre un partido político que, según Villalobos, se asemeja más a «una agrupación» de varios colectivos, y que afronta «muchísimos problemas».

Con estas manifestaciones, la veterana política del PP no ha dejado pasar apenas un día desde que se constituyera el nuevo Congreso de los Diputados para llamar la atención por hacer uso de su habitual verborrea de calle, que le ha servido a lo largo de su carrera política para acumular una larga ristra de encontronazos de todos los colores y fraguarse un perfil de veterana justiciera discursiva. No es la primera vez que la política malagueña del PP, que repite como vicepresidenta de la Mesa del Congreso en esta legislatura, protagoniza un enfrentamiento con Podemos. Desde que fuera relegada al puesto número dos en la candidatura malagueña al Congreso, Villalobos ha buscado el protagonismo en los platós y ante las cámaras de televisión para no perder su cuota de notoriedad dentro del partido. Hay que recordar que en plena campaña electoral ya tuvo un desencuentro con el propio Pablo Iglesias, al que se encontró en los pasillos del hemiciclo con motivo de la festividad del Día de la Constitución, y al que tildó de «demagogo». Además, acusó al líder de Podemos de darle alas al populismo.

Quince segundos de Candy Crash. No es, de largo, la primera vez que Villalobos se abraza a la polémica. Ya, en la pasada legislatura, avaló su figura de diputada polémica cuando fue pillada en plena sesión parlamentaria jugando al conocido juego Candy Crush en su tablet. Ayer, se refirió por primera vez a este hecho para quitarle peso a una situación que levantó mucha polvareda. «Fueron 15 segundos en una sesión de 11 horas», aseguró sobre un asunto que, según ella, ha sido utilizado para «destrozarla».

Sobre su dilatada trayectoria, Villalobos es diputada por Málaga desde 1986, aseguró que se emociona «cada vez que se constituyen las cámaras». Preguntada por la diputada de Podemos Carolina Bescansa, lamentó que quiso «convertir la anécdota en categoría» y aseguró que la idea de acudir con su bebé al Congreso «fue un follón».

La dura réplica de Podemos a Celia Villalobos. «Ojalá el partido de Celia Villalobos estuviera la mitad de limpio que mis rastas», aseguró el diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid, Miguel Ardanuy, en su cuenta de Twitter sobre las declaraciones de Celia Villalobos sobre los supuestos piojos de las rastas de los cargos electos de Podemos. La portavoz del Gobierno municipal, Rita Maestre, que también pertenece a Podemos, aseguró sobre los comentarios de Villalobos que a una diputada se le presupone «buena educación». Sobre los cacheos que había sufrido antes de acceder al Congreso el pasado miércoles, aseguró que le explicó a los policías nacionales «de muy buena manera» que eran cargos públicos, pero que aún así fueron registrados, algo que, según su versión, «no se produjo con otros cargos públicos». Una legislatura que ha empezado, sin lugar a dudas, de forma bronca.