­ El hachís sigue volando bajo entre Marruecos y la Costa del Sol, de nuevo salpicada por una operación que ha desarticulado una banda que introducía hachís vía aérea. Hasta 20 personas ha detenido esta vez la Guardia Civil en Málaga, Sevilla y Cádiz acusadas de introducir 615 kilos de hachís en un helicóptero tuneado para llevar más droga por porte. La aeronave, detectada cuando volaba a muy baja altura y sin ningún tipo de luces poco después de despegar en Marruecos, llevaba a los mandos a un experimentado piloto ucraniano de helicópteros de extinción de incendios con una amplia experiencia en su país en vuelos nocturnos, requisito indispensable para ser contratado por organizaciones que pagan muy bien el riesgo de la cárcel y la muerte. Hace unos meses, un veterano instructor con muchas horas de vuelos nocturnos y experto en rescates en el Pirineo francés y en los Alpes suizos fue detenido en una operación que se extendió por Málaga, Cádiz, Toledo y Madrid, aunque tuvo más suerte que el militar albanés que falleció hace un año en Gaucín cuando pilotaba un helicóptero en el que fue hallado otro cadáver y casi 1.000 kilos de hachís.

En este caso, la destreza del piloto tampoco evitó que una aeronave del instituto armado le siguiera hasta la finca del Parque Natural de los Alcornocales (Cádiz) en la que estaba prevista la descarga de los fardos y fuera detenido junto al copiloto y una tercera persona encargada de almacenar la droga. A partir de aquí se inició la segunda fase de la operación Dobladilla, que permitió 17 nuevos arrestos y sacó a la luz una infraestructura logística que incluía una empresa de transportes de la provincia de Cádiz que se encargaba de realizar los continuos traslados de las aeronaves a las distintas fincas y naves donde ocultaban los helicópteros antes y después de las descargas. En una de las parcelas, los agentes encontraron otro aparato enterrado a varios metros de profundidad, siendo necesaria una retroexcavadora para sacarlo. Según la Guardia Civil, fue sepultado por los delincuentes tras un accidente en el que quedó inservible.

Durante la inspección de la nave que tenían operativa, los agentes comprobaron que había sido modificada para aumentar la capacidad de carga. «Los dos helicópteros intervenidos son tipo Alouette II, ligeros monomotor fabricados en Francia y adquiridos por la organización criminal en el extranjero. Aunque tienen capacidad para cuatro pasajeros, los narcotraficantes suelen quitar los asientos traseros para transportar mayor cantidad de droga, cargando entre 300 y 400 kilos de hachís en el habitáculo de los pasajeros», explicó la Guardia Civil. La organización añadió modificaciones para aumentar el volumen de carga incorporando unas cestas metálicas a cada uno de los lados de la aeronave, lo que les permitió aumentar en 200 kilos la capacidad total de carga.

El instituto armado añadió que esta operación se integra en el denominado plan TELOS, donde este cuerpo integra sus capacidades para el control de las zonas costeras mediante medios marítimos, terrestres y aéreos para luchar contra el tráfico de drogas. Desde la activación del plan en el año 2013 en Andalucía, la benemérita ha interceptado en la región 12 aeronaves, detenido a 30 personas e intervenido casi cuatro toneladas y media de hachís. En los últimos años, la provincia suma una decena de operaciones que se reparten Guardia Civil y Policía Nacional. En junio de 2009, la base de un narcohelicóptero fue localizada en Casabermeja en una operación que sumó 17 detenidos y 2.570 kilos de hachís. Ese mismo año, la operación Cierva arrojó 11 arrestados y un pequeño autogiro cuyo hangar estaba en la Axarquía. Otra operación salpicó a Marbella en 2010, mientras que en 2011 y 2013 la Guardia Civil hizo aterrizar una avioneta con droga y un autogiro en Ronda y Campillos, respectivamente. La Ciudad del Tajo volvió a sonar en 2013 con la interceptación de un autogiro que volaba con 110 kilos de hachís, aunque la nave tenía su base en Villanueva del Trabuco. En mayo de 2014, el cadáver de un hombre fue hallado entre los restos de un helicóptero no identificado que se había estrellado contra una torre eléctrica. Los investigadores atribuyeron el aparato a una red de narcotráfico.