­Fue la confirmación de una muerte anunciada. Hace tiempo que el rumbo que quería tomar Podemos en Málaga pasaba por prescindir de uno de sus líderes más incómodos a nivel nacional. Presionado por todos los flancos, el hasta ahora secretario general de Podemos en Málaga, José Vargas, dimitió este viernes de su cargo debido a las diferencias insalvables que venía manteniendo, prácticamente, desde que se hiciera cargo de las riendas del partido en enero de 2015, tanto con la cúpula nacional y provincial, como con el propio Consejo Ciudadano, en el que ya apenas contaba con el respaldo de un número contado de consejeros. «La dirección toma las decisiones que les da la gana sin contar con las bases», explicó ayer en alusión a un partido que, según su criterio, ya no anima a la militancia a formar parte en la toma de decisiones o, directamente, prescinde de ella.

Después de coquetear en numerosas ocasiones con su dimisión, el paso atrás definitivo se produjo con un Vargas ya fuertemente cuestionado por el propio Consejo Ciudadano. Varios consejeros lo culpan de ser el responsable, en última instancia, de haber paralizado la actividad de lo que es el órgano operativo de la formación a nivel municipal y denunciaron, en este sentido, que Vargas llevaba desde septiembre sin convocar un consejo por voluntad propia. Escorado en los postulados de Izquierda Anticapitalista Revolucionaria (IZAR), quien fuera la cara visible del Consejo Ciudadano en la capital ha visto como se diluía sucesivamente el apoyo que obtuvo en su día de gran parte de la militancia de Podemos en Málaga. Exceptuando al círculo de Málaga-Oeste, último en mantener la lealtad, el resto ya se encuentran en sintonía con la hoja de ruta emprendida por la dirección nacional.

Según confirmaron fuentes del propio Consejo Ciudadano, la dimisión de Vargas responde a una estrategia orquestada que respondería al expreso deseo de la líder andaluza de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez. Según quisieron dejar claro las fuentes consultadas, la idea era dejar que los propios círculos actuaran como correa transmisora, evitando así que la propia Rodríguez tuviera que implicarse de forma directa en el asunto. Hay que recordar que la ahora parlamentaria andaluza apoyó expresamente al propio Vargas en las elecciones a secretario general, cuando Podemos aún era un movimiento embrionario y Rodríguez defendía un funcionamiento como fenómeno

post 15-M. En concreto, iba a ser el Círculo Distrito 3 el encargado de pedir la sustitución de Vargas por una gestora que se hiciera cargo del partido en la capital. De esta manera, Vargas se anticipó ayer a un movimiento que lo iba a colocar ante un callejón sin salida. Con la salida de Vargas, queda disuelto de forma automática el Consejo Ciudadano y el control de Podemos en Málaga pasa a arremolinarse alrededor de una gestora que nacerá con la misión de revitalizar y abrir un nuevo camino a la desmembrada militancia.

Afirman varios ya exconsejeros que esta gestora estará integrada por personas afines a Teresa Rodríguez y, en este sentido, señalaron a Nicolás Sguiglia, responsable de campaña electoral, como uno de los elegidos.