Tenía más de 50 años cuando se ordenó sacerdote, y poco más de 60 cuando fue nombrado obispo de Málaga. Periodista y jurista, Ángel Herrera Oria lo dejó todo para hacerse sacerdote y convertirse en «un modelo de laico en la iglesia y en la sociedad» para llegar a ser designado cardenal en 1965, tras casi 20 años al frente de la diócesis malagueña. Aunque, como dice el título de la exposición, que desde ayer repasa su vida en el ArsMálaga Palacio Episcopal de la plaza del Obispo, ya llevaba unos cuantos «al servicio del bien común».

Organizada por la Fundación San Pablo Andalucía CEU y la Diócesis de Málaga, la muestra, que se podrá visitar hasta el 14 de febrero, recoge en un total de cuatro salas una visión completa y amplia del tiempo y obra del santanderino, desde su infancia hasta su proclamación como obispo y cardenal, además de su trayectoria como periodista y educador. Abogado del Estado, de profesión, presidió la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), que más tarde creó la CEU. Fue también una figura importante en la historia del periodismo español, como fundador de los periódicos El debate y Ya.

Pero, si algo fue destacado durante la inauguración de ayer, fueron sus iniciativas sociales y, muy especialmente, su lucha contra el analfabetismo en la provincia. «Un excepcional obispo», como señaló Francisco de la Torre, que ahora es homenajeado en «un acto de justicia que reconoce la gran labor pedagógica y educativa que hizo con la creación de más de 250 escuelas rurales en Málaga donde aprendieron a leer y escribir más de 30.000 personas.

Tras su paso por Sevilla en septiembre del pasado año, la exposición incluye paneles explicativos y diversos objetos personales. Entre ellos, sus atributos episcopales: anillo, cruz pectoral, báculo y mitra, su mascarilla mortuoria o diversos bustos del sacerdote de escultores como Santiago de Santiago o el reciente de José Antonio Navarro Artega. Numerosos documentos, fotografías de la época y referencias a su influencia en la prensa y la vida pública de su tiempo, de la que se convirtió en uno de sus referentes, forman parte del resto de Herrera Oria, su tiempo y su obra, una vida al servicio del bien común.

Su relación con las cofradías de la ciudad también está presente en la muestra, a través del estandarte de El Rico, el sacramental de Viñeros, la cruz guía de la Agrupación de cofradías o el guión de Prendimiento.

Y, finalmente, un vídeo documental de quince minutos, sobre su vida completa y los contenidos de la propia exposición.

En definitiva, «uno de los grandes personajes de la España del siglo XX», en palabras del obispo de Málaga, Jesús Catalá Ibáñez, que recalcó el lema que siempre defendió: «Primero hacerlo bien, y después al servicio de los católicos». «Toda Málaga estaba pendiente de sus homilías, la gente escuchaba las palabras del pastor malacitano como un bálsamo para curar las heridas del corazón».

Otro de los reconocimientos repetidos en el acto fue su contribución al derecho a la vivienda al impulsar el Patronato de Viviendas Santa María de la Victoria y la barriada de Carranque.

A la presentación acudieron numerosas personalidades como el obispo de la diócesis malagueña, Jesús Catalá; el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; el presidente de la Asociación Católica de Propagandistas, Carlos Romero Caramelo, y el director general de la Fundación San Pablo Andalucía CEU, Juan Carlos Hernández Buades.