­Fue una doble negación sin fisuras la que puso sobre la mesa Francisco Conejo. Esta vez, en su función de secretario de Política Institucional del PSOE-A, ponderó y defendió, de forma machacona, la misma línea estratégica que se traza desde Sevilla y que está teniendo su sombra alargada sobre la hipotética formación de un gobierno de izquierdas con Pedro Sánchez al frente: no a Mariano Rajoy y no a un pacto con Podemos, si la formación de Pablo Iglesias no renuncia a la celebración de un referéndum en Cataluña para dirimir sobre su continuidad dentro del Estado español. En esta tesitura de dudas, en la que nadie se atreve a descartar que se tengan que sacar las urnas de nuevo, Conejo aseguró, a pesar de todo, que «unas nuevas elecciones serían un fracaso rotundo» y le pidió «humildad» al resto de los formaciones para dejar de lado sus intereses partidistas. Después de asegurar que la decisión de no facilitar un gobierno del PP adoptada en la Comisión Federal del partido es inflexible, y está respaldada de sobra para aguantar todas las presiones posibles, quiso trasladar la responsabilidad a la formación de Iglesias. A todas luces, la estrategia de los socialistas pasa por vincular el hipotético fracaso en la constitución de un gobierno progresista a la exigencias territoriales de las formaciones satélite que confluyeron en Podemos (Compromís, En Comú-Podem...).

Así, en un claro guiño a Podemos, Conejo le pidió a los partidos que abandonen «posturas radicales» y que dejen de lado prejuicios para formar «un gobierno progresista». Aunque la comparecencia del número tres del PSOE en Andalucía estaba pensada para reivindicar el apoyo a Sánchez, Conejo siguió arremetiendo contra Podemos y, en especial, contra su presidenta en Andalucía, Teresa Rodríguez, a la que culpó de estar «más cómoda postureando que impulsando cambios reales». En todo caso, Conejo se mostró consciente de que la aritmética hace imprescindible el apoyo de Podemos y aseguró que el PSOE intentará avanzar en la tarea de un gobierno de izquierdas, en el momento en el que recapaciten «los que quieren levantar muros entre territorios».

De las palabras de Conejo se deduce que no tiene nada claro que Podemos abandone la exigencia del referéndum. Así, los socialistas ya están abonando el terreno para señalar, que al culpable de unas nuevas elecciones, habría que buscarlo en las exigencias de autodeterminación de Podemos.