­ De las 26 personas que murieron en las carreteras interurbanas de la provincia durante 2015, diez conducían un vehículo de dos ruedas y seis iban al volante de un turismo. Teniendo en cuenta que el resto de fallecidos eran ocupantes (5) y peatones (5), la estadística dice que la gran mayoría de los conductores muertos eran motoristas (62%) . El dato no ha pasado desapercibido para la Jefatura Provincial de Tráfico ni para la Dirección General de Tráfico (DGT), cuyos responsables han visto cómo el número de motoristas muertos ha pasado de los 170 de 2014 a los 219 del pasado ejercicio en todo el territorio nacional.

Los expertos consultados por La Opinión de Málaga difieren en algunas de las causas de estos accidentes y en el orden, aunque coinciden en que estas cifras se pueden mejorar como así lo ha hecho el número total de muertos durante la última década. La jefa de Tráfico de Málaga, Trinidad Hernández, destaca la ubicación de estos siniestros, la mayoría en las carreteras secundarias. Durante mucho tiempo la DGT se ha volcado en la seguridad de las autovías y autopistas consiguiendo muy buenos resultados, pero lo cierto es que las vías convencionales suman muchos más kilómetros, accidentes y muertos entre los que destacan los motoristas: «Desde el año pasado nos encontramos más en este tipo de vías, cuyas características hacen que los conductores de vehículos estén expuestos a una mayor lesividad». Hernández se refiere al plan Invive, el programa con el que los controles de velocidad se han agudizado con radares móviles en los treinta tramos más peligrosos de las carreteras convencionales de la provincia, aunque reconoce que no es fácil cubrir tantos kilómetros y en todo momento para concienciar y evitar estos accidentes de moto. También destaca los planes específicos para motoristas que se desarrollan en las carreteras A-397 (San Pedro Alcántara-Ronda) y el trazado de la N-340 de Maro en el que participa el radar aéreo Pegasus. Entre las causas más comunes, la Jefatura señala la velocidad inadecuada, las distracciones, los adelantamientos antirreglamentarios o la inexperiencia, factores que habitualmente acaban con una salida de vía de consecuencias mortales. En este sentido, Hernández asume que todavía queda bastante trabajo por hacer hasta conseguir que la conducción de los motoristas sea segura. «Más conciencia», aclara.

Desde el Real Automóvil Club de España (RACE), por su parte, también destacan la falta de inversión de los últimos años en las carreteras, sobre todo las secundarias, y la falta de mantenimiento en las propias motos como algunos de los muchos factores que inciden en la accidentalidad de estos vehículos. Su portavoz, Antonio Lucas, destaca, además de los sistemas de protección para motoristas (doble bionda, pinturas antideslizantes, etc), la importancia de aumentar la formación de los propios conductores.