Trece personas han sido detenidas en Málaga por su presunta vinculación con una trama criminal dedicada a la elaboración, falsificación y distribución de medicamentos y sustancias prohibidas en el deporte. La operación Mazinger suma 17 arrestados en Alicante y 8 más en Murcia, además de 28 registros en domicilios, almacenes y locales comerciales en los que se han intervenido gran cantidad de medicamentos prohibidos y sustancias diversas (esteroides, anabolizantes, hormonas, principios activos, excipientes, potenciadores sexuales, etc.), así como maquinaria y útiles para la fabricación de éstos. La Guardia Civil y la Policía Nacional han intervenido más de 70.000 dosis de aproximadamente 40 tipos de medicamentos diferentes. Dichas sustancias han sido depositadas en la Agencia Española de Medicamento y Productos Sanitario para conocer su composición y posibles efectos perjudiciales para la salud. En Málaga han sido desmanteladas dos células: una que actuaba como pantalla para introducir las sustancias desde el extranjero para que la célula principal fabricara a gran escala de medicamentos y productos anabolizantes y enviarlos a grandes distribuidores. Entre los arrestados se encuentra el supuesto líder de la organización, que, a pesar de las extraordinarias medidas de seguridad que tomaba en todo momento, nunca ocultaba el dibujo que se había tatuado en el cuello representando el logotipo de la marca de medicamentos que fabricaba.

Las investigaciones se iniciaron a principios de 2015 a raíz de dos hechos; la recepción de una alerta internacional sobre la intervención en Lieja (Bélgica) de importantes partidas de medicamentos con destino a España y la desarticulación en nuestro país de un grupo organizado al que se le incautaron 120 kilos de medicamentos. En las primeras fases se revelaron coincidencias entre los dos cuerpos policiales, formando a partir de ese momento un equipo de trabajo para el desarrollo de la operación. Los agentes identificaron varias células distribuidas por provincias , algunas de ellas con capacidad para la fabricación y envasado de estos medicamentos en laboratorios clandestinos, y otras dedicadas a la comercialización ilegal de este tipo de productos. La red contaba con varios miembros en las direcciones de empresas comerciales, entre la que destacan una tienda de telefonía, encargada de gestionar los pedidos de las sustancias; una franquicia de mensajería urgente para la distribución nacional e internacional; o una inmobiliaria que facilitaba los locales empleados para ubicar los laboratorios clandestinos y para el almacenamiento de las sustancias; y varias empresas de nutrición deportiva.