­La Audiencia Provincial de Málaga dictó ayer dos órdenes internacionales de busca, captura e ingreso en prisión para el empresario Andrés Liétor y el abogado alemán Juan Germán Hoffman, después de que no entraran en un centro penitenciario para cumplir la correspondiente pena antes del pasado miércoles, fecha tope impuesta para el tribunal.

De Liétor ya se conocía que estaba en paradero desconocido desde julio de 2014, dado que le pesaban otras dos órdenes de detención de sendos juzgados madrileños. De Hoffman, ha sorprendido que no ingresara en la prisión de Ibiza, como en un principio trascendió.

Hoffman fue considerado uno de los principales testaferros de Juan Antonio Roca y se le dio el papel de representante societario del Jefe en el extranjero y el Supremo lo condenó a cinco años de prisión, y a pagar multas de casi 18 millones de euros, por un delito de blanqueo de capitales y otro fiscal.

Fuentes judiciales explicaron que sus amigos y familiares notaron la ausencia del abogado en las pasadas Navidades, cuando llamaron para felicitarlo, pero todo el mundo pensaba que su intención era cumplir con la pena impuesta y pagar las multas. De hecho, su letrado ha interpuesto un recurso de amparo.

Hoffman fue arrestado el lunes, 6 de febrero de 2007 por orden del juez Miguel Ángel Torres, y la policía pasó toda la jornada registrando los dos pisos que acogían su despacho, Tarodo-Hoffman, ubicado en los edificios Marisol I y II de Marbella, una firma dedicada básicamente a asesorar a los inversores extranjeros con intereses en la Costa del Sol, fundamentalmente alemanes.

El teutón era un jurista muy respetado, sin antecedentes penales y con más de 25 años de servicio profesional, pero el caso Malaya se llevó por delante su prestigio y, de hecho, desde el día de su detención no ha vuelto a vivir de su profesión y cerró la firma.

El fugado es hijo del que fuera cónsul honorario de Alemania en Málaga, Juan Hoffman, que falleció en 1998 y cuyo nombre lleva el colegio alemán de Marbella.

Separado y con tres hijas, ahora salía con otra pareja. Ha luchado hasta el final, pagó las deudas patrimoniales que tenía e, incluso, consignó la responsabilidad civil por el delito fiscal, que ascendía a más de 300.000 euros. En su entorno nadie se explica por qué ha decidido huir.

Con esta fuga, son ya cuatro las personas que permanecen en paradero desconocido en el marco del caso Malaya: el exedil andalucista Carlos Fernández, que huyó mientras hacía el Camino de Santiago en julio de 2006; el empresario José Manuel Carlos Llorca Rodríguez, también imputado en Ballena Blanca -de quien se cree que entregó 50.000 euros a Roca y, además, está implicado en la macroestafa del Fórum Filatélico-, y Andrés Liétor, de quien se cree que podría estar escondido en un país americano.