­Los ecosistemas que alberga el mar Mediterráneo son hoy por hoy un poco menos desconocidos. Un estudio de más de dos años y medio en el que ha participado una veintena de expertos y el Centro de Cooperación del Mediterráneo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha empleado la última tecnología en este escenario y arroja algunas conclusiones como que el Mar de Alborán, entre las cinco regiones estudiadas, es el que más biodiversidad alberga en sus aguas.

Montes marinos, volcanes de fango, cañones, especies pelágicas y así, una infinidad de elementos que convierte el área de transición entre el Atlántico y el Mediterráneo en una zona llena de vida, según detalló el coordinador del programa marino del Mediterráneo de UICN, Alain Jeudy.

Con el nombre de Atlas de los montes submarinos del Mediterráneo y estructuras similares el último estudio de las aguas que conforman este mar se consolida como una herramienta útil para la futura planificación de la investigación, así como para acciones de conservación y de gobernanza.

El informe incluye descripciones morfológicas y geológicas, así como datos sobre las hábitats de los alrededores de los montes submarinos; elevaciones que alcanzan al menos 100 metros de altura sobre los fondos marinos. Se tenían constancias de que el Mediterráneo albergaba 62 y tras el estudio se ha ampliado a 242. «Aún quedan unos cien sin nombre que solo los conocen los pescadores. Tenemos trabajo pendiente», explicó Jeudy.

La información presentada se divide en cinco regiones: Mar de Alborán, Mediterráneo Occidental, Mar Tirreno, Canal de Cerdeña, Estrecho de Sicilia, Mar Jónico, Mar Adriático y Mediterráneo Oriental. Algunos de los datos que se han conocido sobre el Mar Alborán a raíz de este exhaustivo informe destacan que en caso de que hubiera un accidente náutico en la zona de Algeciras que conllevara el derrame de petróleo no afectaría apenas a nuestras costas. «Las corrientes marinas de esta zona van de España a Marruecos», declara el coordinador Alain Jeudy, por lo que las aguas afectadas irían en dirección al país vecino.

Otro de los puntos que se han conocido a raíz de este estudio es que en cuestión de un millón de años la estampa de la costa del litoral malagueño bañado por el mar será cosa del pasado. La placa europea y africana se cierra cada año un centímetro y acabará por engullir el mar. La unión sigilosa y progresiva que experimentan sendas placas tectónicas es otro de los elementos que ha motivado en las últimas semanas los terremotos y réplicas que la provincia y alrededores han experimentado.

La actividad que se lleva a cabo en el medio marino ha sido otra de las cuestiones trabajadas. Uno de los aspectos que preocupa a los expertos de cara al propio equilibrio del mar y que ha desglosado la incidencia de cada uno de ellos.

Alain Jeudy detalló que la actividad humana que representa la pesca es la más importante, a pesar de estar regulada. El segundo factor que incide en las aguas es el tráfico marítimo, seguido por la prospección y la explotación de gas y petróleo en la zona (no es el caso del mar de Alborán). Por último, se ha considerado un impacto también el ruido que provoca el propio tráfico marino. En el caso del litoral malagueño la masificación de sus costas también se puede convertir en un problema. Sin embargo, Jeudy se mostró cauteloso ante lo detallado e incidió en que el nivel de polución del mar no ha empeorado desde 1975 hasta el momento. E incluso explicó que entre el año 200 y el 2015 hubo una pequeña reducción.

La fragilidad de los ecosistemas que conviven en el fondo marino y la amenaza global que representa el cambio climático se han convertido en dos elementos imprescindibles para tomar este atlas como el primer paso hacia una declaración de red marinas protegidas coherente y representativa que cubra el mas y las profundidades marinas, según destacó el coordinador.