Acuciados por la furia de Herodes, la Sagrada Familia, antes de huir a Egipto, busca refugio en la propia aldea de Belén pero nadie les da cobijo hasta que en las afueras, Jezabel, una mujer que padecía lepra, igual que su hijo Dimas, acoge a San José, la Virgen María y el Niño. Fue el primer encuentro entre Dimas, el buen ladrón, y Jesús. Así comienza El buen ladrón, la obra de teatro que esta noche, a partir de las 21 horas, escenificará en sesión única la compañía Eventos con Historia de Eduardo Nieto, con más de medio centenar de actores.

Un esfuerzo escénico a beneficio de la obra social de la Cofradía de la Crucifixión que ha salido de la imaginación del escritor malagueño Óscar Recio, autor de dos novelas sobre la Sábana Santa y que ya está metido en el final de la trilogía.

«Me muevo en el mundo cofrade, tengo buena relación con la Crucifixión y fue una propuesta del hermano mayor, José Núñez», cuenta el autor, que señala que cuando le mandó el primer acto al hermano mayor para que le diera el visto bueno, «me contó que estaba emocionado, con las lágrimas saltadas». Es algo que también le ha ocurrido a algunos actores durante los ensayos, explica, al hacer realidad una historia para la que se ha basado en algunos evangelios apócrifos que cuentan varios encuentros anteriores al de la Crucifixión entre Jesús y Dimas.

«Hay varias versiones, yo me centro en la de la infancia de Jesús, que cuenta que durante el periodo que estuvieron escondidos en casa de Jezabel bañaban a los dos niños y después de bañar a Cristo se produce su primer milagro porque en ese baño caliente metieron a Dimas y al sacarlo estaba curado de la lepra», señala.

«Una especie de Robin Hood». Otra fuente empleada retrata a Dimas años más tarde «como una especie de Robin Hood que roba a los ricos para repartirlo entre los pobres». El escritor malagueño ha tardado tres meses en concluir la obra y confiesa estar «emocionado» al haber podido contemplar los ensayos y ver cómo los actores daban vida a sus palabras.

También llama la atención sobre el atrezzo, ya que la cofradía ha hecho un esfuerzo especial para reproducir elementos como la casa de la leprosa, el templo de Herodes o un bosque. «Además, habrá una cruz de verdad para la escena de la Crucifixión», comenta.

La experiencia ha sido muy satisfactoria para Óscar, que cuenta que está abierto a más encargos de este tipo y confía en que El buen ladrón pueda representarse más cuaresmas y servir a este fin benéfico.

El director y adaptador de la obra, Eduardo Nieto, explicaba ayer, poco antes del ensayo general, que se trata de un texto «muy fluido que apunta maneras en cuanto a una creatividad bastante desarrollada para buscar lugares y personajes, la sociedad judía de la época de Cristo».

Eduardo Nieto recalca que el espectador, cuando se levante el telón del Teatro Alameda, se encontrará «con una visión más humana de las figuras de Dimas y Gestas, personajes muy poco conocidos para el gran público», así como «una realidad mucho más cercana y humana al momento más grande de sus vidas: el encuentro con Cristo».

Ayer, el publico había reservado ya la mitad del aforo del Teatro Alameda. Óscar Recio espera que los malagueños respondan y llenen el teatro para contribuir a la labor social de la Crucifixión.