La Junta de Andalucía animó ayer al Gobierno a poner freno al deterioro del edificio del antiguo colegio de San Agustín, abandonado en pleno Centro desde hace más de veinte años, y a continuar, en los plazos previstos en los presupuestos, con el único proyecto aprobado hasta ahora para el inmueble, que consiste en su transformación en sede de la Biblioteca Pública del Estado.

Según manifestó a este periódico José Luis Ruiz Espejo, delegado provincial del Gobierno andaluz, la administración autonómica es partidaria de que se ejecuten las inversiones y que se prosiga con la obra, que no ha acabado de arrancar, y cuya suspensión indefinida responde, de acuerdo con el Gobierno, al estudio de la petición formulada por la propia Junta, que inquirió sobre posibles alternativas para la ubicación definitiva de la biblioteca, entre ellas, la del convento de La Trinidad.

Ruiz Espejo insistió en que esta demanda no justifica el retraso. De hecho, terció, la propuesta autonómica surgió a modo de intento de tratar de superar la dilación y desatascar el futuro de San Agustín, que, en 2004, y después de una permuta de edificios, pasó a formar parte del inventario patrimonial del Estado. Desde entonces, y ya con el Gobierno como competente, la única iniciativa que se ha puesto sobre la mesa ha sido la de la biblioteca, aunque sin que se produzcan grandes avances, ni en el propio proyecto ni en el mantenimiento del edificio, que, como denunció el pasado lunes en este periódico la Asociación de Antiguos Alumnos, presenta un aspecto francamente preocupante, con signos de deterioro y humedades en su interior.

Mientras llegan las soluciones, el colectivo exige que se aumente la protección y se elucide, de una vez por todas, cuál será el destino del viejo colegio de San Agustín; si la biblioteca, como está aprobado, u otra propuesta, para lo que ellos piden que sea, en cualquier caso, siempre de acceso público y relacionada con la cultura y con la educación. La Junta subraya que la remodelación del edificio ha ido contando en los últimos años con partidas económicas en los presupuestos que maneja el Gobierno. En concreto, 0,22 millones para 2015 y 1,3 para 2016. «Lo que no se puede hacer es aprobar dinero todo los años y luego no ejecutarlo», puntualiza Ruiz Espejo.

Por su parte, el Ayuntamiento, al que los antiguos alumnos piden que se implique, especialmente en tareas de intermediación, lamentó el estado en el que se encuentra el edificio y apremió a la Junta y al Gobierno a buscar una solución, a ser posible en consonancia con otros proyectos varados como es el destino del convento de la Trinidad. Francisco Pomares, edil de Urbanismo, recordó que el Consistorio ya se puso en contacto con la administración central para urgirle en la tarea de desbroce y limpieza, que tuvo lugar en 2014. Además, acotaron fuentes municipales, el gobierno local contribuyó económicamente a principios de siglo al adecentamiento del entorno, incluido en la iglesia aledaña y homónima y en la propia fachada del edificio. «Se debe buscar una fórmula y no tardar tanto como con La Aduana. Nosotros estamos dispuestos a colaborar y hay necesidades culturales a las que puede responder», señaló.

El colegio de San Agustín, un antiguo convento de finales del siglo XVII, ha conocido todo tipo de destinos puntuales desde 1974, fecha en la que los padres agustinos, con la actividad lectiva a pleno rendimiento en la finca de Los Olivos, en El Atabal, decidieron vender el inmueble a la Diputación. Después, y tras la cesión de la institución provincial, funcionó como Facultad de Filosofía y Letras y, ya posteriormente, de sede de la escuela de idiomas para extranjeros. Este fue su último uso regular, si bien entre 1995 y actualmente, con diez años de propiedad para la Junta y diez para el Gobierno, que lo obtuvo en 2004 a cambio de una biblioteca en Sevilla, se han producido intentos para volver a abrir sus puertas. Todos, de momento, infructuosos.