­El 90% de las menores que accedieron al programa de Atención Psicológica de Adolescentes del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) padecieron, además de violencia de género, abusos sexuales. «La violencia sexual es altamente frecuente en los casos de estas chicas víctimas. Prácticamente todas la han sufrido en diferente grado, desde el más sutil con el falso consentimiento a violaciones y agresiones», afirma la coordinadora de la institución en Málaga, Rosa del Mar Rodríguez, que asegura que, tras las entrevistas, los expertos han advertido que están muy influidas por las películas pornográficas y las prácticas que en ella se realizan. «Se sigue viendo ´la práctica no deseada´ como prueba de amor», argumenta la también psicóloga.

El programa de Tratamiento Psicológico para mujeres menores de edad, de entre 14 y 17 años, atendió a 18 adolescentes durante 2015 en la provincia, un 62% más que el año anterior. El IAM cree que este aumento obedece a que hay más sensibilización y conciencia en el entorno. Rodríguez apunta a que estas nunca llegan por su propio pie porque no se sienten víctimas de estas violencia. Los expertos han detectado que habitualmente llegan gracias al conocimiento del programa por parte de educadores y profesores o de los padres, aunque son los primeros los que más engrosan la lista y los que más cooperan en este sentido.

Fruto de la colaboración de los docentes, la institución tiene en marcha varios programas para darles pautas y que detecten los casos en caso de estar siendo testigo de alguno de ellos. «Ellos ven los cambios que suelen sufrir estas chicas y muchas veces observan la relación en directo», apunta la coordinadora del IAM, que explica que están trabajando por detectar y prevenir desde el inicio con diferentes campañas. «Tratamos de darle a las chicas un modelo de relación sana de igualdad y basada en el respeto y no en el rol de sumisión», apunta.

Manual. Precisamente las consultas e inquietud de los padres de las adolescentes ha provocado también la elaboración por parte del IAM de un Manual para Padres y Madres de Adolescentes víctimas de Violencia de Género, en el que se enseña a los padres a detectar posibles casos de violencia de género en sus hijas y a como actuar en esa circunstancia.

Según la Macroencuesta española de Violencia contra la Mujer de 2015, el 21% de las mujeres menores de 25 años que han tenido pareja han sido víctimas de violencia de género frente al 9% de las mujeres adultas. Estos datos han reforzado la idea de las instituciones que luchan contra esta clase de violencia de seguir apostando por estos programas. De hecho, el año pasado un total de 550 adolescentes tenían en España órdenes de protección y medidas cautelares.

Por eso, para Rodríguez, lo primero es la educación en casa. «A edades tempranas es fundamental, la que enseña la gestión de las emociones aunque conformen crecen, el entorno de iguales desbanca a las familias», apunta la coordinadora, que recuerda que entre los síntomas más significativos de que pueda haber violencia machista está el bajo rendimiento escolar, el aislamiento o los trastornos de alimentación y sueño.

El problema de este tipo de víctimas de violencia de género es, precisamente, que a la vez que la padecen están siendo protagonistas de un cambio en sus vidas propiciado por la edad, lo que hace que los padres no lo detecten o que ellas mismas sientan que es lo habitual y no se reconozcan víctimas de violencia de género.

Lo demostró hace unos meses el estudio del IAM «Detecta», que arrojó un resultado poco alentador: el 53% creía que los celos son una prueba de amor. «Se reproducen los estereotipos y los roles de género con más fuerza que en generaciones anteriores con un papel sumiso y pasivo de ella y un papel de liderazgo y controlador de él», señala Rosa del Mar Rodríguez, que apunta a que las mujeres con edades comprendidas hoy entre los 30 y los 50 años vivieron un avance por su rebelión, el acceso al mercado laboral y a ser autónomas, discurso que, los datos, demuestran se ha venido abajo en parte por el mito del amor romántico, aún presente en el ideario de los jóvenes, influenciados po películas, canciones y series de televisión.

Pero, ¿y qué hay de los chicos? La coordinadora del IAM en Málaga advierte de que los estereotipos de género son especialmente resistentes en la adolescencia, de forma que el rol de masculinidad sigue unido al rol dominante, asociándose aún agresividad con masculinidad. «Los malotes siguen resultando más atractivos que chicos más tranquilos y sensibles a los que se sigue tachando de afeminados», lamenta Rodríguez que, no obstante, cree que se va en la buena dirección a pesar de que queda «mucho por hacer».