­La Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a ocho años de prisión a un hombre que trató de acabar con la vida de su exnovia estrellándole una copa en la cara y el cuello, de tal forma que algunas esquirlas de cristal seccionaron vasos arteriales. De no haber sido atendida con rapidez, habría fallecido, según los forenses. Además de la pena de prisión se le impone una indemnización de 13.000 euros por las lesiones y los daños morales causados y una orden de alejamiento aplicable durante tres lustros.

Según la sentencia, a la que tuvo acceso La Opinión de Málaga, a las 14.00 horas del 15 de noviembre de 2014, el procesado se hallaba en un restaurante de la calle Joselito de Almayate, Vélez Málaga. Así, «se dirigió a quien fue su pareja sentimental durante cinco años y cuya relación había terminado hacía tres meses, y, tras quitarle una copa de vidrio que tenía en la mano, y con ánimo de acabar con su vida, la golpeó con esta en el cuello y la cara». Se da la circunstancia de que la agresión fue presenciada por la hija de tres años que tienen en común.

Como consecuencia de ello, la mujer, de 37 años, sufrió heridas inciso-contusas en la mandíbula, así como en el cuello. Esta última lesión afectó a estructuras profundas de unos cinco centímetros, tanto musculares como vasculares y nerviosas. Así, resultó afectado el músculo esternocleidomastoideo y varias arterias que lo nutren, así como diversas ramas sensitivas. La mujer hubo de ser operada de urgencia para ligarle los vasos arteriales seccionados. Tardó en sanar 58 días, cinco de ellos hospitalizada. Como consecuencias, le ha quedado una cicatriz. «Dichas heridas comprometieron la vida de la lesionada, creando un riesgo vital para la misma», considera el tribunal.

En el juicio, el acusado negó que tuviera intención de causar la muerte de su expareja, afirmó que acudió al restaurante para preguntarle al dueño si necesitaban pan y afirmó que, cuando su exnovia le dijo que el padre de la hija común era su hermano, él, movido por una «rabia incontenible», cogió una copa y, al tirarla al suelo, le dio con la misma a su antigua pareja en el hombro. Según su versión, se fue del bar sin saber que estaba herida y aseguró haber consumido droga.

La perjudicada, sin embargo, aclaró que él le pidió la copa de cerveza que tomaba, se la arrebató de las manos y «al estamparla contra su cara y cuello, se marchó tranquilamente del lugar, como si no hubiera pasado nada, diciéndole: ´Ahí te quedas», siempre según la sentencia.