El Servicio Andaluz de Salud (SAS) destituyó ayer de manera fulminante al director gerente de los hospitales Carlos Haya y Clínico, José Luis Doña, a causa de sus enfrentamientos con la Administración regional para lograr recursos para la sanidad malagueña.

Doña llegó al cargo en septiembre de 2014 sucediendo a Carmen Cortes y poniendo paz en tiempos convulsos. A su predecesora no le tembló el pulso para poner en marcha los recortes que le exigían desde Sevilla y su falta de diálogo con los sindicatos y la prensa le hicieron tener más enemigos que amigos en la sanidad malagueña. Ayer, la situación era justo la contraria. José Luis Doña recibió formalmente su destitución en un consejo de dirección urgente convocado el jueves que truncó la Semana Blanca de más de un alto cargo y la noticia consternó a muchos. A primera hora de la mañana se conocía que ya no estaba al frente de los más de 9.000 trabajadores de la sanidad de la capital y se sabía de manera oficiosa -que no oficial- que le iba a suceder Emiliano Nuevo, gerente del complejo sanitario de Jaén y antes subdirector del Virgen de las Nieves de Granada.

José Luis Doña conoce de cerca la sanidad malagueña, motivo por el que fue nombrado en 2014 tras haber gestionado varios años la subdirección médica quirúrgica. Su amabilidad le convirtió en el candidato perfecto para una sanidad con miles de profesionales descontentos -muchos de ellos al 75%- y con una más que manifiesta falta de presupuestos para acometer mejoras asistenciales.

Precisamente las cuentas han sido las responsables de la destitución de Doña, un médico al que no le han cuadrado los números en estos largos meses y que ha intentado tener contentos a los de arriba y a los de abajo. La unificación de los complejos sanitarios Carlos Haya y Clínico, la falta de recursos asistenciales para hacer frente a más contrataciones y evitar engrosar aún más las listas de espera y el descontento de los trabajadores por saturación han sido los principales caballos de batalla de Doña, que ha hecho malabares por que los resultados fueran positivos. Su espíritu conciliador en las reuniones con los trabajadores ha contrastado con las que mantenía en Sevilla, donde no ha dudado en exigir para Málaga los recursos que necesita para que deje de ser la provincia que casi siempre está a la cola en las estadísticas de la salud de la comunidad autónoma. Aunque sus peticiones de inversión al SAS han sido numerosas y constantes ha habido tres asuntos que le han llevado a ser más beligerante si cabe con sus jefes: la petición de un acelerador nuevo para Carlos Haya, una resonancia magnética para el Materno Infantil y personal nuevo - que no del Clínico- para el Hospital del Guadalhorce, aún por abrir y que dependerá de la dirección que ahora abandona.

Su lucha constante parece no haber sentado muy bien y fruto de ello ha sido su destitución y el nombramiento de un médico completamente ajeno a la provincia de Málaga. Emiliano Nuevo, del que los sindicatos jienenses alababan ayer su virtud negociadora, llegará a gestionar un total de ocho hospitales: Carlos Haya, el Civil, el Materno, el Care José Estrada, el Clínico, el Marítimo de Torremolinos y el centro San José Obrero (Barbarela). Y se encontrará con no pocas dificultades. Aunque trabajadores y sindicatos le den un tiempo de gracia, Nuevo deberá hacer encaje de bolillos para obtener más financiación para las obras de las urgencias de Carlos Haya, para descongestionar las listas de espera y para abrir el Hospital del Guadalhorce, un centro que sólo ha dado dolores de cabeza, de momento, en vez de quitarlos. Su nombramiento se interpretaba ayer como un paso atrás para Málaga por su desconocimiento de la provincia y por tratarse de un instrumento del SAS para implantar sus políticas.

Doña, que atendió ayer a La Opinión, admitió que la experiencia como gerente y la década como subdirector han sido «interesantes». «No soy un gestor de escuela, me he basado más en la clínica y en mis conocimientos anteriores», señalaba, al tiempo que admitía que ha dirigido los hospitales desde la cercanía, «desde el médico hasta el pinche». Admitió, asimismo, que ha sido una gerencia que se ha enfrentado a no pocos problemas. «Ha habido cinco elecciones, unas sindicales que ponen en tensión a todo un hospital», apuntaba, no sin confesar que si por algo ha trabajado ha sido por mejorar la presión existente sobre profesionales y pacientes.

Cuestionado sobre sus principales avales, apuntó que se va especialmente orgulloso de haber logrado que pronto el Materno tenga el demandado TAC, las futuras obras del Hospital Marítimo y la puesta en marcha de las urgencias de Carlos Haya, «si las financian bien». José Luis Doña agregó: «Sin financiación no se puede hacer nada».

Respecto a su futuro, admitió que volverá a practicar la medicina. «Esta fase acaba con más o menos éxito pero yo vuelvo a lo mío, que es ser médico», señalaba emocionado sin desvelar si acabará en el centro de salud Alameda-Perchel o en el de Trinidad Jesús Cautivo, donde hay plazas vacantes de médico de familia. «Antes, ayudaré en lo que necesite al nuevo gerente, al que informaré de todo. Le deseo lo mejor».

La opinión en los hospitales era generalizada ante el cese. Pocas críticas y muchos halagos hacia la figura del que muchos consideran un compañero. El delegado sindical de UGT en Carlos Haya y secretario de Organización, Juan Miguel Contioso, considera que Doña ha sabido lidiar bien con la situación que se encontró al llegar. «Deberían apostar por gente que conozca las necesidades sanitarias de Málaga y que sean capaces de buscarle soluciones enfrentándose a los servicios centrales del SAS», apuntó, al tiempo que señaló que ha luchado «contra los molinos de viento». Así, interpretó el nombramiento del gerente de Jaén como una prueba de fuego de que el SAS quiere a alguien a su servicio y sin vínculos con la asistencia malagueña. De modo parecido piensa el secretario de sanidad de CCOO en Málaga, Rafael González, que cree que Doña ha sido una víctima de la falta de inversiones. «Málaga lleva en la cola de las inversiones sanitarias muchos años y eso se carga a cualquier gerente que quiera gestionar algo si no tiene los medios», dijo.

Su homólogo en CSIF, Antonio Osorio, reconoció el carácter dialogante del exgerente y apuntó a que el principal punto débil de su dirección ha sido la falta de inversiones, que no le atribuye. El presidente del Sindicato Médico, Antonio Martín Noblejas, apuntó a que con su llegada se percibió un paso adelante. «Pero hoy día hasta para un contrato al 10% hacen falta permisos», apuntó, por lo que espera que el próximo gerente sea, al menos, dialogante. «No sé si buscan un tecnócrata o un político», se cuestionó.

El delegado sindical de Satse en Carlos Haya, José María de la Rosa, esperó que la nueva gerencia no tenga más en cuenta a médicos que a enfermeros y que la gestión sea «equitativa». «Esperemos que quien venga le dé un giro de 180 grados a las políticas de gestión, aunque lo deseable es que vuelva a haber un gerente por complejo sanitario», dijo.