El pasado sábado 6 de febrero un viaje en el tiempo propició que una unidad de Infantería del siglo XVIII desfilara por las calles de Málaga con motivo del primer homenaje a Francisco de Paula Fernández de Córdoba, cuarto marqués del Vado del Maestre, en la plaza que lleva su nombre en el corazón de Málaga.

Se trató de la recreación histórica que la Asociación Histórico-Cultural Torrijos 1831 realizó del Regimiento de Infantería de Málaga, una unidad que nació en 1701 con la denominación de Tercio de Milicias de Málaga y que pocos años después, en 1704, «con la llegada de los Borbones y una reestructuración militar muy profunda» pasó a ser el Regimiento de Málaga, formado por unos 600 hombres, explica el historiador, militar y miembro de Torrijos 1831 Esteban Alcántara.

El Regimiento Málaga fue extinguido con la reforma del Ejército de 1721 pero renació muchas décadas después, en 1790, gracias al empeño del aristócrata malagueño, que pagó de su bolsillo la unidad y puso al frente, como coronel, a su hijo Diego. La causa de esta refundación fue en buena parte humanitaria: «El marqués se dio cuenta de que había mucha gente en los presidios del Norte de África que a lo mejor llevaban presos cinco años por no pagar unos impuestos y era muy cuestionable por qué estaban ahí, así que pensó que sería bueno darle la oportunidad de convertirlos en soldados», relata Esteban Alcántara.

De hecho, el marqués conoció muy bien a los presos ya que durante diez años brigadas de presidiarios estuvieron a su mando y al de su hermano en las importantes obras de los caminos de Vélez y Antequera y el cauce del Guadalmedina.

En el acta de refundación del Regimiento Málaga se destaca que servirían como soldados el tiempo que les restara de condena, hasta ocho años como máximo, y además el marqués deja constancia de la «mucha lástima» que le producían estos presos que eran conducidos a los llamados presidios menores como los de los peñones de Alhucemas o Vélez de la Gomera «por causas de poquísima consideración».

Lo curioso fue además que el objetivo inicial del Regimiento Málaga era proteger estos presidios así como de hacer de «escoltas de sus barcos».

El homenaje en la plaza del Vado del Maestre, donde se encontraban algunos edificios del marqués, contó entre otros con la presencia de la académica de San Telmo y catedrática de Historia Moderna de la UMA Marion Reder; el doctor en Historia Pedro Pérez Frías y el hermano mayor de la Congregación de los Patronos de Málaga, Antonio Domínguez, dado que San Ciriaco y Santa Paula eran también los patronos del Regimiento, además de la Virgen de la Victoria.

En junio de1808, tres años después de morir el marqués del Vado del Maestre, el Regimiento de Málaga dejó Melilla para desembarcar en nuestra ciudad con motivo del inicio de la Guerra de la Independencia para convertirse en regimiento fijo de Málaga. «La unidad venía muy tocada de los presidios, no está pertrechada y bien encuadrada y no puede ir a la batalla de Bailén. El gobernador Teodoro Reding la deja en Málaga porque también le interesaba tenerla en la ciudad ya que aquí también se vivió una revolución», cuenta Estaban Alcántara, que señala que hubo «una serie de reclutamientos muy rápidos para poner la unidad con dos batallones y ponerla al completo». Como curiosidad, se incorporaron más de 90 mijeños.

Sin embargo, al año siguiente, ya bien pertrechados, pudieron participar en dos importantes batallas de la guerra contra Napoleón: Almonacid de Toledo y Ocaña (también en Toledo).

La historia del Regimiento Málaga continúa durante el XIX, cuando regresa al Norte de África y cambia varias veces de nombre: Regimiento África en 1893 y Regimiento de Melilla en 1899. En el siglo XX participar, por supuesto, en la Guerra de Melilla y estará en el Desastre de Annual. El regreso simbólico de los sucesores del Regimiento Málaga a nuestra ciudad no se produce hasta 1966, cuando la plana mayor del Regimiento Melilla 52 se instala en el Cuartel de Capuchinos.

En 1978 el Melilla 52 se traslada al Campamento Benítez, donde permanecerá hasta el 16 de enero 1986, cuando vuelve a Melilla y es sustituida por la Legión. Testigo del último día del Regimiento Melilla 52 fue su entonces sargento primero Esteban Alcántara: «Ese día mi guardia sale y fuimos relevados por una guardia de prevención de la Legión», explica.

En la actualidad el Regimiento Melilla 52 es el de los famosos Regulares que durante tantas semanas santas han desfilado con la cofradía del Cautivo. Esta unidad de élite del Ejército Español es la que conserva el historial del Regimiento de Infantería de Málaga y por tanto se puede considerar su heredera.

El capitán Moreno

Una de las historias más fascinantes del Regimiento Málaga es el recuerdo que históricamente se tuvo de uno de sus miembros, el capitán antequerano Vicente Moreno, héroe de la Guerra de la Independencia.

Para mantener viva su memoria se acordó que las diferentes unidades de Infantería de guarnición en Málaga, a la hora de pasar revista a la 5ª Compañía nombrarían a Vicente Moreno, como el más antiguo en las escalillas de los capitanes, al tiempo que la tropa contestaría con la frase «Vive en memoria de los buenos».

Como anécdota, cuando Esteban Alcántara, recién ascendido a cabo, descubrió el nombre de Vicente Moreno en el Regimiento anterior al Melilla 52, el Aragón 17, cuenta que «un escribiente me dijo que era un capitán de complemento que venía los veranos aquí a hacer prácticas». Nada más lejos de la realidad.

El Regimiento Málaga sigue vivo en la memoria del Regimiento Melilla 52, los Regulares del Cautivo.