Buscar una solución al cauce del Guadalmedina, tanto hidrológica como urbana, es una de las grandes deudas pendientes de la ciudad. El río ha sido fuente de inundaciones y tragedias de forma histórica, aunque es un problema nunca resuelto de forma definitiva y eso que la ciudad contabilidad ya 450 años desde que se conoció el primer proyecto datado para actuar en el río. Aunque el encauzamiento y la presa del Limonero dieron estabilidad al cauce desde los años 70, se abrió un nuevo debate sobre cómo aprovechar el cauce, lo que genera nuevos retos. Cinco expertos analizan en La Opinión de Málaga la situación actual y las posibles soluciones.

¿Seguir como estamos?¿Puede Málaga continuar con la situación actual del Guadalmedina desde el punto de vista urbanístico e hidrológico?

José Seguí

El arquitecto es muy crítico con las actuaciones parciales que se están planteando, ya que el río «necesita de una actuación global que no sea un maquillaje» que evitan dar una solución al problema. José Seguí recuerda que los participantes en el concurso de ideas convocado en 2012 coincidieron en que «no es un problema de ajardinamiento del río o de embovedado, sino de recuperar la ribera, eliminar muros, crear espacios públicos y gestionar bien el embalse».

Ángel García Vidal

El representante del Colegio de Ingenieros de Caminos en Málaga reconoce que la situación del Guadalmedina «no es idónea» y recuerda que es «un río torrencial aunque en su origen sea un río tranquilo». De hecho, subraya que históricamente ha sido «un río antipático para Málaga, origen de desastres». No obstante, advierte de que ofrece muchas posibilidades de actuación, siempre que «se aborde en su totalidad», ayudando a resolver problemas de movilidad y potenciar barrios. Eso sí, siempre insiste en que es prioritario resolver antes «el problema hidráulico que genera el río, empezando por cambiar las normas de explotación de la presa» y luego estudiando los proyectos de mejora hidráulica existentes.

Manuel Olmedo

El académico de Ciencias y experto en Urbanismo califica la situación actual de «terrible» para la seguridad de Málaga,. En su opinión urge encontrar una solución hidrológica «que garantice la disminución a niveles razonables del riesgo de una avenida extraordinaria que puede ser mortal para la ciudad», y recalca que Málaga tiene un riesgo «muy alto» de que se produzca «una gran catástrofe aunque la probabilidad sea pequeña».

Jesús Pérez-Lanzac

El abogado, exconcejal de Urbanismo y expresidente del Ateneo subraya que «nunca ha existido un discurso pacífico, profesional y ciudadano» acerca del Guadalmedina y en su lugar se han realizado «actuaciones espasmódicas y puntuales», cuando lo que hace falta es «una visión global». «Si la ciudad es capaz de resolver el problema será una gran ciudad capaz de pensarse a sí misma».

Ángel Sánchez Blanco

El catedrático de Derecho Administrativo de la UMA y académico de Ciencias cree que Málaga «debe olvidarse de lo que yo llamaría el arroyo Guadalmedina para ir a un planteamiento de ciudad». Ángel Sánchez Blanco recuerda el ambicioso proyecto que para el Guadalmedina redactó la antigua Confederación Hidrográfica del Sur en 2000, «con una concepción más que metropolitana» y pidió que se le saque partido: «Debe haber carpetas que informen de esos proyectos porque salieron a información pública en el BOE». En este sentido, defendió la oportunidad que para Málaga supondría tener al fin un eje norte-sur, una vía directa al puerto y lamentó la solución urbanística dada al Guadalmedina en el arranque de los 90, «algo insólito en el mundo, pavimentar un río».

¿Por dónde empezar?¿Debe urbanizarse primero el cauce o solucionarse la cuestión hidrológica?

José Seguí

Este arquitecto considera que la solución hidrológica puede solucionarse con una buena gestión del Limonero, que «nunca fue proyectada como presa, ya que sólo tiene capacidad para el 4% del agua que necesita la ciudad, sino como embalse de regularización». Así, insiste en que una buena gestión de la infraestructura permita reducir el caudal vertido y darle uso al cauce. «Los estudios hidrológicos señalan que hay un peligro nulo de inundaciones si se gestiona bien la presa», insistió Seguí, quien considera que no es necesario plantear nuevas obras hidráulicas.

Ángel García Vidal

Este ingeniero afirma rotundo: «Primero hay que buscar la solución hidráulica y luego actuar en el cauce». Coincide con Seguí en que hay que mejorar la explotación del Limonero, pero considera que esto sólo sería el primer paso para acometer obras hidráulicas, que sí cree que son necesarias. «Es evidente que hay que coger el toro por los cuernos y plantear proyectos con criterios de racionalidad y sostenibilidad», asegura. García Vidal subraya que hay varias alternativas, «todas sustentables sobre el papel y ejecutable», pero hay que tomar la decisión y complementar a la presa del Limonero, que en los años 70 «fue una parte de la solución, pero la única». Así, recuerda que sería interesante una conexión con capacidad suficiente con La Viñuela para desaguar el embalse y medidas a ambos márgenes «porque las aportaciones aguas abajo son todavía importante y para que no evacúen por el río».

Manuel Olmedo

El experto subraya que tiene «la obligación moral» de alertar de la urgente necesidad de solucionar primero la cuestión técnica: resolver la seguridad de la ciudad porque Málaga «no está bien defendida con la presa del Limonero» y una vez resuelta, «le preguntaremos al ciudadano si en el cauce quiere jazmines, damas de noche o floresta tropical». Manuel Olmedo propone, fruto de 30 años de estudios, una doble solución técnica para el caso de una avenida extraordinaria: un pequeño desvío de 1/3 del caudal de esa avenida extraordinaria al arroyo del León, afluente del río Campanillas y para los 2/3 restantes, una conducción subterránea «por el propio cauce del Guadalmedina de un caudal aproximado de 600 m3 por segundo que lance directamente al mar con un gran emisario submarino para que el cauce quede expedito con el fin de conducir los 250m3 de aguas que pueden proceder de las aguas de los arroyos, más el desagüe de fondo de la presa del Limonero».

Jesús Pérez-Lanzac

Considera que lo primero que debe resolverse es la cuestión hidrológica y recuerda las inundaciones de 1989, «que fueron tremendas», así como «la amenaza» de contar con «una presa de aterramiento».

Ángel Sánchez Blanco

También el catedrático de la UMA apoya una solución técnica antes que el arreglo estético del cauce: «Tiene que haber un pronunciamiento de los ingenieros, no de los arquitectos o decoradores». Además alerta de la posibilidad de una tromba de agua y de algún posible error que provoque una catástrofe: «¿La Smart City puede quedar pendiente de un aliviadero y de que el perito acierte o cometa errores y de que haya una contingencia meteorológica no prevista?», se pregunta.

El cauce¿Qué actuaciones proponen para el cauce del río a su paso por la ciudad?

José Seguí

El ganador del concurso de idea de 2012 entiende que se podría actuar en todo el cauce del río con un gasto asequible, de unos 150 millones de euros, un coste similar «a lo que se pensaba destinar al Auditorio, pero con una repercusión mayor». Además, insiste en que la actuación se divida en 6 fases de 25 millones de euros para hacerla más fácil de acometer. La reforestación de la cuenca, mejorar las conexiones Este-Oeste que permitan peatonalizar la Alameda y plantear actuaciones que sean autofinanciables, para reducir el coste, son algunas de las ideas que lanza.

Ángel García Vidal

Apunta que el cauce del Guadalmedina puede ser la alternativa para dar solución a la movilidad Norte-Sur en Málaga, «que nunca ha estado resuelta». En esta línea, apunta a una solución atrevida, como la construcción de un cajón bajo el cauce con capacidad para desplazar 600 metros cúbicos de agua, abriendo la posibilidad, como existe en otras ciudades, de que tenga un uso mixto, usándose «sólo cuando hay avenidas extraordinarias y el resto del año se utilice para el tráfico de coches».

Manuel Olmedo

Una vez resuelto el problema hidrológico, desde el punto de vista urbanístico recalca la «imperiosa necesidad de coser las dos mitades de la ciudad, divididas por el río, «una cicatriz inasumible». Y desde el punto de vista estético, aboga por urbanizar el cauce «aplicando la solución que cada uno de los grandes tramos requieren» y detalla que el tramo del Centro, «podría ser susceptible de encauzamiento con una cubrición de su cauce», mientras que en el tramo de La Rosaleda a La Concepción «se podría aplicar una solución como la que expone Pepe Seguí».

Jesús Pérez-Lanzac

Reclama que la actuación suponga dotar a Málaga de un eje norte-sur, pero también actuar «transversalmente en los espacios en los que se pueda construir» y hacerlo «por tramos». Insiste en la idea de una oficina técnica que tenga «una idea global, para que sea un elemento de centralidad que estructure la ciudad».

Ángel Sánchez Blanco

Lo primordial también es aprovechar esta gran obra para que Málaga tenga por fin un eje norte-sur hacia el puerto y recuerda con ironía que «una ciudad que no tiene el eje norte sur, según el Derecho Romano, no es una ciudad». Esta obra, asegura, será una oportunidad para construir y rehabilitar el Centro, «será un eje que centralice infraestructuras y ponga el área metropolitana de Málaga en el mapa internacional».

Las administraciones

¿Qué se debe hacer desde el punto de vista administrativo?

José Seguí

Este arquitecto tiene claro que ahora el problema del Guadalmedina se enfoca mal, con actuaciones limitadas, cuando se debe analizar el cauce «de forma global». «Pediría a las administraciones que coordinen propuestas concretas para generar un debate colectivo», afirma Seguí, quien defiende la participación como un eje clave en el futuro del Guadalmedina. «Tenemos que recuperar el debate ciudadano, proponer ideas e ir más allá de la dialéctica embovedado-ajardinamiento, con propuestas concretas para debatir», explica. Como base propone aprovechar las ideas de los 16 equipos que se presentaron al concurso de ideas de 2012 para iniciar un proceso de participación colectiva «que saque a la luz el debate, en vez de constituir una Oficina del Río anónima». Para este arquitecto, el valor del debate está además en que «permitiría reformular el modelo de ciudad y el PGOU», ya que considera que el actual «no sirve porque está basado en una realidad que no existe». «Este debate puede ser un punto de inflexión para la ciudad y no más de lo mismo», recalcó.

Ángel García Vidal

El representante de los ingenieros de Málaga lamenta que las administraciones, tradicionalmente, se han ocupado del río «mal y sólo cuando ruge», por lo que reclama un trabajo de las administraciones «con continuidad y organizado» y que dé cabida a la sociedad civil, ya que considera que «tiene mucho que decir». «Hay que devolverle la simpatía al Guadalmedina, si alguna vez la tuvo» y que sea un espacio atractivo como ahora es la playa, no una molestia o una separación entre dos mitades de la ciudad.

Manuel Olmedo

Insiste en que el enfoque de este problema se debe centrar primero en la solución hidrológica y que, cuando esté resuelta, abordar el resto. «Hasta entonces cualquier debate es inane», asegura.

Jesús Pérez-Lanzac

En su opinión, las cinco administraciones implicadas (Gobierno Central, Junta de Andalucía, Ayuntamiento, Diputación y la Autoridad Portuaria) deben «dar un paso adelante» y constituir una oficina técnica «para incorporar trabajos sobre las actuaciones hidrológicas y urbanísticas». El exconcejal de Urbanismo propone que «la voz cantante la tenga el Ayuntamiento» y que esa oficina incorpore a la Universidad y a colegios profesionales, entre otras entidades, además de que cada administración aporte su parte en el presupuesto. «Ha llegado el momento, incorporemos el talento de todo el que pueda para resolver el problema», concluye. Para ello propone crear una oficina técnica que aborde el problema de forma global, con participación de los especialistas y que coordine la participación.

Ángel Sánchez Blanco

Pide abrir el debate a todos y pone de ejemplo los debates sobre el plan estratégico de Málaga en tiempos de Pedro Aparicio, en contraposición con la pequeña oficina que supone la actual Fundación Ciedes. «Que no vendan estrategias por invitación», advierte. Además propone que los fondos para el proyecto no sean sólo públicos «y se recuperen las plusvalías con la implicación de los agentes económicos».

Los expertos

José Seguí. Arquitecto

Tenemos que recuperar el debate ciudadano, proponer ideas e ir más allá de la dialéctica embovedado-ajardinamiento, con propuestas concretas para debatir. Este debate puede ser un punto de inflexión para la ciudad y no más de lo mismo»

Ángel García. Colegio de Ingenieros Caminos

Es evidente que hay que coger el toro por los cuernos y plantear proyectos con criterios de racionalidad y sostenibilidad. Hay varias alternativas, todas sustentables sobre el papel y ejecutables, pero hay que tomar decisiones»

Manuel Olmedo. Académico de Ciencias

En caso de avenida extraordinaria planteo un desvío de 1/3 del caudal al arroyo del León y el resto de ese caudal bajo el cauce del río Guadalmedina que lance las aguas al mar con un gran emisario submarino»

Jesús Pérez-Lanzac. Abogado

Las cinco administraciones implicadas deben dar un paso adelante y constituir una oficina técnica, que a su vez incorpore a la Universidad y a los colegios profesionales. Ha llegado el momento de resolver el problema»

Ángel S. Blanco. Catedrático Dº Administrativo

Lo que tiene que resolver Málaga es el eje norte-sur, que está en el Guadalmedina, para contar con una vía directa hasta el puerto. En Derecho Romano una ciudad sin eje norte-sur no se considera una ciudad»