Un inventor ha creado un espejo retrovisor especial para personas con tensión ocular, ojo vago o que no pueden ver en tres dimensiones, y con el que pueden conducir con seguridad gracias a la combinación del espejo con un telémetro que permite calcular la distancia del vehículo.

El creador de este invento es Francisco Caro, que explicó ayer a Efe que la idea surgió «por un amigo que perdió la visión de un ojo y con ello la percepción de las tres dimensiones», por lo que sin profundidad no podía conducir, ya que no percibía la distancia a la que se encontraban el resto de vehículos de la vía.

Caro afirmó que este nuevo invento «está basado en el teorema de Tales, implantado en el proceso de aterrizaje de los aviones, en los submarinos y utilizado por los topógrafos», sistema que funciona como una calculadora en la que el usuario calcula por las indicaciones del telémetro la distancia de los objetos.

Puntualizó que esta patente se basa en «un dibujo del teorema de Tales coordinado con la envergadura del coche en el espejo central y lateral del vehículo» y que, dependiendo de la posición de los autobuses, camiones o motocicletas en los retrovisores, se conoce si estos se aproximan o cambian de carril.

Actualmente, está en conversaciones con el Colegio de Oftalmólogos, que dio el «visto bueno» al invento, que superó las pruebas realizadas por la Jefatura Provincial de Tráfico y al que ahora solo le falta el marcado de la CE para proceder a su distribución.