Las repercusiones y efectos más nocivos de la huelga de limpieza se dejaban ya sentir ayer, apenas unas horas después de su inicio en la noche del lunes.

Mientras en la mayoría de los distritos y barrios de la ciudad, con unos servicios mínimos del 40 por cientos de los efectivos de la plantilla, la normalidad era todavía manifiesta en sus calles, sin grave acumulación de desperdicios alrededor de los contenedores y de las papeleras, la cosa era diferente en el Centro y especialmente en las zonas de acumulación de negocios de hostelería que sueltan más desperdicios.

Temor empresarial. Es el caso de zonas como la plaza de Uncibay, la plaza de La Merced o el entorno de la plaza del Siglo y sus calles salientes, como Molina Lario, Duque de la Victoria o Correo Viejo, donde la basura y desperdicios se acumulaban ya de manera evidente y visible tanto en torno a los contenedores de superficie como de los soterrados.

La preocupación por ello era evidente ayer entre muchos propietarios de bares y restaurantes, que temen que a partir de hoy no sólo la acumulación de basura, sino el mal olor que ésta genere, ahuyente a los clientes y deje vacías las terrazas de sus negocios.