La incapacidad de las partes cosechó un nuevo y absoluto fracaso en la reunión celebrada en la mañana de ayer para intentar alcanzar un acuerdo que ponga fin a la huelga de Limasa. Este fracaso sitúa a la ciudad de Málaga ante un fin de semana complicado debido a que habrá un mayor consumo en los locales de restauración y, por tanto, se generará más basura y por la reducción de los servicios mínimos, lo que hará saltar las alarmas higiénicos-sanitarias.

El nuevo desencuentro se escenificó ayer en la cuarta reunión celebrada en menos de una semana sin el más mínimo avance ni acercamiento en las posiciones que mantienen la empresa y el Ayuntamiento de Málaga, por una parte,y el comité de empresa, por otra parte.

La reunión, que había sido propiciada por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, apenas duró dos horas y terminó tal como había empezado: con cada parte enrocada en sus planteamientos.

Tan solo hubo una novedad, que lejos de ayudar encrespó aún más a la parte social de los trabajadores. Dado que lo que separa a ambas partes es la aplicación de la paga de productividad (el Ayuntamiento plantea abonarla en parte en 2017 y en su totalidad en 2018, mientras que el comité exige que al menos la mitad de sus 1.431 euros se abonen este año), el alcalde planteó una nueva oferta: recuperar el descanso de los sábados este año y esperar a que el juzgado de lo Social número 12, ante la demanda por conflicto colectivo interpuesta, determine cómo deben aplicarse las condiciones laborales este año.

Lo complicado es que el juicio sobre esta demanda no está previsto hasta septiembre y después habrá que esperar a la sentencia, lo que llevaría que su aplicación no sería posible hasta 2017.

El alcalde explicó que el coste posible de esta propuesta lo adelantaría Limasa y posteriormente el Ayuntamiento se lo iría devolviendo. Esta propuesta, por su alargamiento en el tiempo, enervó aún más a los representantes de los trabajadores, que decidieron mantenerse en sus exigencias: descanso en sábado y domingo; 21 días de vacaciones en los meses de verano y, sobre todo, abono de la paga de productividad en 2016, al menos la mitad.

Aquí se acabó la reunión aunque ambas partes se emplazaron para hoy sábado con el objetivo, en palabras del alcalde, «de aproximar posiciones o crear un escenario diferente».

A la salida, el presidente del comité de empresa de Limasa, Manuel Belmonte, resumió así la reunión: «No ha habido acercamiento». Belmonte quiso dejar claro «que todos los trabajadores estamos a una. Tenemos las ideas muy claras y vamos a seguir al pie del cañón», añadiendo que «hemos dicho ya basta porque no es normal esta persecución hacia la plantilla de Limasa durante estos años».

De cara a la reunión de hoy se espera que la empresa y el Ayuntamiento «entiendan que somos la única parte a la que por la crisis le quitaron parte del salario y otros conceptos laborales», recordándoles que «nos dijeron que recuperaríamos íntegramente todas las cantidades, incluidos los descansos». Por ello, insistió en que «tenemos las ideas muy claras, y parece que ellos no, porque todavía están poniendo sobre la mesa el año 2018 cuando el contrato finaliza en un año».

Insistió en que la sentencia del juzgado de lo Social número 8 considera como único convenio colectivo vigente el de 2010-2012, anterior a los recortes, y, sin embargo, «estamos cediendo tanto en aspectos económicos como sociales, como el tema de las vacaciones». Belmonte razonó su insistencia en cobrar la llamada paga de productividad. «No es tal, pues una parte es salario al referirse a subidas del IPC y si no la cobramos, perdemos poder adquisitivo».

Mientras la reunión se celebraba a puerta cerrada, los portavoces de PSOE, Málaga Ahora y Málaga para la Gente anunciaron su posición y tomaron la palabra para exigir a De la Torre «que no se levante de la mesa negociadora hasta que no alcance un acuerdo que acabe con la huelga».

Los portavoces de la oposición hicieron responsable al alcalde de la situación alcanzada por «haber dejado pasar estos dos años sin negociar con el comité» y propiciar una huelga «que la ciudad no merece».

Por su parte, empresarios de hostelería que se reunieron ayer para tratar de buscar una solución que evite la acumulación de residuos antes sus negocios y terrazas decidieron esperar a la reunión de hoy sábado para tomar una determinación, que pasaría por contratar a alguna empresa que, al menos, retirase la basura de la cercanía de sus establecimientos.

Mientras tanto acordaron tomar medidas preventivas, como no arrojar a la calle los residuos no orgánicos, como cartón o envases.

Por su parte, Limasa indicó que tras el jueves, tercer día de huelga, sigue habiendo retrasos en la salida de los vehículos y diferentes averías. Así, en esos tres días se recogieron 786.240 kilogramos, frente a los 2.521.380 kilos contabilizados durante el mismo periodo de 2015, por lo que el volumen de residuos retirado de las calles ha sido sólo del 31,2 por ciento.

Del turno de la noche no finalizó la tarea ninguno de los 14 equipos que salieron en los servicios mínimos, ni tampoco terminaron los asignados al de mañana, con 17 vehículos, debido a retrasos en la salida y diferentes averías durante el trabajo.

En la tarde, de los siete vehículos destinados a servicios mínimos, tres no lograron realizar su tarea.