Hace unos días, en lugar de enfrascarme con un nuevo libro, recurrí a mi biblioteca particular y elegí uno que adquirí en 1973, El despiste nacional, de Evaristo Acevedo, escritor festivo que desarrolló parte de su carrera en La Codorniz y que creó dos secciones que hicieron las delicias de los lectores: La Cárcel de Papel y La Comisaría de Papel. También firmaba divertidas historias con un seudónimo propio de un humorista: Evaristóles. En 2015 se cumplió el centenario de su nacimiento.

Gozando de las erratas de prensa recopiladas por el autor (el libro es una joya) me acordé de que durante algunos años tuve la manía de recortar de los periódicos y revistas las erratas, deslices, pies de fotografías cambiados, meteduras de pata de locutores de radio€ sin pensar en una futura recopilación y publicarlos en un libro similar al que comento.

Renuncié a continuar la colección y un día todo fue a la papelera porque los recortes no sabía donde meterlos.

Sin embargo algunos han quedado grabados en la memoria y los traigo a la colaboración de esta semana.

Una sola vocal

El cambio de una sola vocal en una palabra puede cambiar totalmente un texto y provocar, como ahora cuento, una situación jocosa o dramática.

En un periódico de Valladolid, creo que el Libertad, se publicó una amplia reseña del Desfile de la Victoria, una celebración que cada año se festejaba con un espectacular desfile de unidades de los tres ejércitos, Tierra, Mar y Aire, y de las fuerzas de orden público, como la Guardia Civil, parada militar que tenía como escenario el Paseo de la Castellana de Madrid presidida por el Caudillo, con presencia de los ministros del Gobierno, embajadores acreditados y representaciones de los organismos del Estado.

En un párrafo de la referencia del acto, se deslizó una errata que creo que le costó el puesto al director del periódico. Decía más o menos que «en medio del entusiasmo de los miles de madrileños asistentes desfilaron las tripas de Franco». El cambio de una vocal, en lugar de una O una I, modificó totalmente el sentido de la información.

En lugar de una I una U

La segunda errata fue el cambio fue de una I una U.

No recuerdo exactamente en que periódico se publicó, si de Santander o de Pamplona.

El caso es que el obispo de la sede episcopal regresó de un viaje a Pitillas, un pequeño pueblo de Navarra, comarca de Tafalla, merindad de Olite. No sé si por una visita pastoral o por motivo familiar. El caso es que en el periódico se publicó que el obispo había regresado de Putillas.

La O por una E

Esta errata la capté en la Hoja del Lunes de Málaga. Se publicó, como era habitual, una larga reseña del partido del fútbol disputado en La Rosaleda el domingo anterior. El Málaga militaba en Segunda División, el equipo visitante no recuerdo cuál fue, el encuentro no se desarrollaba a gusto de la sufrida afición malacitana, el tiempo discurría sin que el Málaga marcara un gol (lo mismo que ahora) y, ¡por fin!, no sé si fue Bazán o Roldán, el que marcó el gol que devolvía a la afición la esperanza de ganar el partido.

En la crónica de referencia, el redactor, creo que era Pepe Cervantes, escribió, seguramente «con el gol de Bazán se desarrugaron los ceños», pero una mala pasada, el cambio de la E por una O, modificó la palabra: en lugar de ceños, coños.

Juego de vocales

Un cambio de vocales en una información sobre el movimiento de mercancías en el puerto de Santander dio lugar a una de las historias más divertidas que recuerdo en el tema de las erratas de los periódicos.

En Alerta de Santander (me lo contó Timoteo Esteban, periodista recientemente fallecido) se publicaba a diario la información del puerto, o sea, la entrada y salida de buques, cargas y descargas de mercancías, incidencias si se producía algo no normal€ Yo, en mis tiempos de redactor de prensa y radio, también cubrí la información portuaria y descubrí una vez que determinado buque había cargado en Málaga con destino a Ceuta garrafas de whisky, sin especificar su origen. ¿Garrafas de whisky a Ceuta? Supuse que era para embotellarlo en botellas con etiquetas de las marcas más famosas y volver a la península como auténtico escocés.

En una edición de Alerta, como era habitual, se informó de las mercancías descargadas el día anterior. Después de citar una serie de artículos diversos, la información terminaba así: «Y un cajón menos».

El redactor de la noticia, ante la errata deslizada en la publicación, decidió rectificar en la información del día siguiente y aclarar lo del «cajón de menos». Advirtió a los lectores de que en la edición del día anterior, en la descarga de mercancías, se había producido un error. Y escribió: «Como los lectores habrán deducido no se descargó un cajón de menos sino un cajón de manos».

Nueva errata. Yo soy de la opción, y respeto lo que piensen los demás, que las erratas hay que dejarlas pasar porque es posible que muchos lectores ni las adviertan. En el caso que relato, la rectificación no sirvió de nada porque hubo recaída: si extraño era lo del cajón de menos no menos rara es lo del cajón de manos.

Pero erre con erre. Al tercer día, el periódico, volvió a pedir disculpas y aclaró de forma contundente qué era lo que había descargado un barco en el puerto. Escribió más o menos: Como nuestros lectores habrán deducido, no se descargó un cajón de menos ni un cajón de manos. Lo que se descargó fue un cojón de mono.

Ya no hubo más rectificaciones. Lo que sí parece que descargó en el buque en el puerto de Santander fue un cajón con monos. Pero esto ya no se publicó.

Otras erratas

En un periódico de Málaga, con motivo de una exposición de pintura sobre temas de caza en la Sociedad Económica de Amigos del País, se publicó una foto en la que destacaban varios venados o ciervos con sus espectaculares cornamentas. El pie de foto rezaba así: «Las autoridades en un momento de la inauguración».

En otro periódico de nuestra ciudad, en la relación de la presidencia de un acto político, se reseñaba la presencia del delegado provincial de la Organización Sindical, don Eliseo Sastre del Blanco. Pero aquí no fue la vocal el objeto de burla sino de una consonante: en vez de una S una F. Se convirtió en don Elifeo. Y el hombre no era un Adonis precisamente.

El Centro de Transportes de Mercancías de Málaga, publicaba un periódico local, «contará con una extensión de 266.000 kilómetros»: No informaba si cuadrados o de longitud. En cualquier caso ¿un poco exagerado, no?

Instrumento musical

Para terminar, el concierto-homenaje al director de orquesta Bartolomé Pérez de las Casas en el Teatro Monumental de Madrid, transmitido por Radio Nacional de España.

El locutor de turno, después de ensalzar la figura e historia del músico, fundador de la Orquesta Nacional u otra agrupación musical importante, informa de que los músicos van saliendo para ocupar su sitio ante los atriles, que las luces amortiguan su intensidad, que aparece en escena el maestro, que los radioyentes pueden oír los aplausos del selecto público que llena el teatro€, y, bajando la voz, informa de«que cada músico está su sitio y que cada uno tiene su instrumento en mano». Para evitar un mal entendido, agregó en seguida: «Su instrumento musical, se entiende».

Por eso recomendaba al principio que la mejor decisión ante un posible desliz o una palabra mal dicha o equivocada es pasar por alto el error y seguir como si nada hubiera sucedido.

Confío que en que la colaboración de hoy no haya cometido ninguna falta, como ocurrió con un libro de una editorial que advertía al final que la edición había sido, cuidada, revisada y que no se había detectado ninguna HERRATA.