­La Diputación se dispuso ayer a vadear el río de la travesía marcada por la habitual disputa entre los distintos grupos políticos y se adentró en el territorio del consenso para reivindicar la utilidad de la institución cuando más llueve. Aunque presente en espíritu, como luego se encargaría de explicar el propio presidente de la Diputación, Elías Bendodo, la ausencia de la portavoz de Málaga Ahora, Rosa Galindo, impidió completar el cuadro en rigurosa foto familiar, con todos los portavoces tramados en una amplia mesa improvisada para la ocasión, y con hueco reservado también para el vicepresidente primero de la institución, Francisco Salado. Así se cumplió con el anuncio de la puesta en marcha del último plan extraordinario de inversiones para la provincia y que repartirá en 2016 unos 24 millones de euros entre los 103 municipios de la provincia. Una inyección de liquidez que, según los datos ofrecidos por Bendodo, tendrá un impacto directo en la provincia que ascendería hasta los 65 millones de euros.

En este sentido, todos los portavoces coincidieron en la sintonía de una institución, en este caso la Diputación de Málaga, volcada en la creación de empleo, y las estimaciones de Bendodo apuntaron a que este nuevo impulso económico se pueda traducir en 550 nuevos puestos de trabajo.

Como ya hiciera en numerosas ocasiones anteriores, Bendodo volvió a apelar a la necesidad de encontrar el consenso entre las diferentes fuerzas políticas para llegar a grandes acuerdos y reclamó la gestión del PP al frente de la Diputación como clave para presentar unas cuentas que hoy lucen saneadas. «La Diputación invierte más que nunca y sigue batiendo récords en las transferencias económicas a los municipios», aseguró Bendodo. En la foto fija de los balances, según detalló el último responsable de la Diputación, los números rojos se habrían reducido pasando de los 300 millones de euros hasta los 73 millones actuales. «Seguimos comprometidos en cumplir con nuestro objetivo de acabar esta legislatura con la deuda a cero», añadió Bendodo sobre la meta de amortizar la deuda que aún mantiene la Diputación con los bancos.

El PSOE saluda el acuerdo. Reaccionado frente a las últimas alusiones que le acusaron de cierta tibieza, el portavoz del PSOE, Francisco Conejo, convirtió el acuerdo en un firme relato de defensa de las diputaciones y no ofreció dudas sobre la convenencia de su continuidad. «La foto que hoy protagonizamos los diferentes grupos políticos demuestra la utilidad de esta institución. Una institución al servicio de su razón de ser, que no es otra que ponerse a disposición de los pueblos que la componen», señaló Conejo, antes de apurar que este acuerdo, liberado de «intereses partidistas», sirve para que «los malagueños se sientan orgullosos de aquellos que nos dedicamos a la noble tarea del servicio público». Todavía sin desgranar propuestas concretas, este plan extraordinario está dedicado exclusivamente a inversiones financieramente sostenibles, obras con una vida útil superior a cinco años, como, por ejemplo, inversiones en ordenación del tráfico y del estacionamiento, vías públicas, parques y jardines o, finalmente, en mejoras destinadas al mantenimiento del patrimonio histórico.

El portavoz de la formación naranja, Gonzalo Sichar, habló de «lógicas diferencias políticas entre los grupos políticos», pero aseguró que este consenso establece un ejemplo en la forma de trabajar en las instituciones. En la misma línea, el portavoz de IU, Guzmán Ahumada, agradeció «la capacidad para buscar puntos de unión», aunque también dijo que podía haber sido «un plan más ambicioso».