Al menos tres personas desaparecen diariamente y para siempre en España, país en el que no existe una base de datos única y oficial que reclaman las familias de miles de niños, hombres, mujeres y ancianos que llevan días, meses, años y décadas en paradero desconocido. La estadística, por tanto, apenas es una estimación a la baja que la organización SOS Desaparecidos, la más grande de Europa en este ámbito, realiza con la información que el Gobierno aporta a cuentagotas. «El 15 de enero de 2013, el ministro del Interior dijo que en los tres años anteriores se habían denunciado en España 30.000 desapariciones y que el 92% se resolvieron. Del 8% restante sacamos esos tres casos diarios», asegura Joaquín Amills, portavoz de la asociación antes de añadir que en el histórico de toda España la cifra podría alcanzar fácilmente los 14.000 casos de desaparecidos sin resolver.

En Málaga, los rostros de dos menores de 13 y 15 años que se han hecho mayores en la memoria de sus seres queridos monopolizan las desapariciones más inquietantes a las que siguen enfrentándose tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil en Málaga capital y Mijas, respectivamente. David Guerrero Guevara, el niño pintor del que no hay rastro desde el 6 de abril de 1987, y Amy Fitzpatrick, desaparecida el 1 de enero de 2008, son los casos más extremos, aunque a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no les falta trabajo anualmente a la hora de investigar denuncias por desaparición.

Según los datos a los que ha tenido acceso La Opinión de Málaga, la Policía Nacional y la Guardia Civil, ambos con un protocolo idéntico a la hora de evaluar una desaparición, tramitaron el año pasado más de 300 denuncias de este tipo en toda la provincia, afortunadamente sin la gravedad de las anteriores. Para el responsable de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría Provincial de Málaga, todas las desapariciones que afectan menores son a priori inquietantes salvo cuando son chicos que se fugan de los centros de menores: «Siempre vuelven voluntariamente». Estas, según el agente, suponen un buen número de denuncias al año, aunque el bloque mayoritario lo componen denuncias relativas a mayores de edad que se marcharon de casa voluntariamente. De hecho, de todas las denuncias gestionadas por este grupos el año pasado, sólo una alcanzó el nivel alto de riesgo y todas se archivaron. Como en el caso de los chavales, se resuelven pronto y con final feliz. «Muchos son jóvenes de entre 18 y 20 años que se marchan del hogar tras un conflicto, pero terminan regresando. Las discusiones familiares o matrimoniales están detrás del 90% de las desapariciones», abunda.

En todo caso, el agente explica cómo los investigadores manejan sus niveles de preocupación. No es lo mismo que alguien haya desaparecido con las llaves de casa, la cartera, dinero y documentación justo después de una bronca a que lo haga sin motivo aparente, sin avisar y sin ninguno de sus objetos personales. Si constan tratamientos médicos importantes, episodios previos de violencia doméstica, de género o indicios de criminalidad, el nivel de alerta aumenta. Como en el caso de Agnese Klavina, la joven letona a la que sus amigos vieron por última vez en septiembre de 2014 en Puerto Banús tras una noche de fiesta y que la policía da por muerta a tenor de las imputaciones por homicidio que el año pasado un juzgado mantenía a dos británicos. «Si finalmente determinamos que es un caso inquietante se eleva al Grupo de Desaparecidos de Madrid, cuyos responsables tienen la última palabra», añade. Si sigue adelante, el caso pasa a la fase de difusión a través de campañas en los medios de comunicación, 112, etc.

Guardia Civil

El instituto armado, por su parte, tiene actualmente abiertas en la provincia varias investigaciones, aunque uno de sus investigadores reconoce que la mayoría tienen el perfil descrito hasta ahora. De todas las denuncias que manejaron el año pasado los agentes del Grupo de Homicidios de la Comandancia de Málaga, siete siguen de alta, en todos los casos menores fugados de centros «pero más o menos controlados». Para casos más misteriosos hay remontarse al 1 de enero de 2008, cuando Amy Fitzpatrick desapareció de camino su casa tras pasar la noche con una amiga, o al 20 de julio de 2010, fecha en la Juan Antonio Gómez Alarcón, un amante del deporte y de la naturaleza, se fue a la Sierra de Mijas como otras tantas veces pero no volvió.

Dos senderistas desaparecidos en Fuengirola y Nerja en 2011 y 2013, respectivamente; un vecino de Comares que salió de paseo un 2012; o un joven de Torrox que se echó al mar en 2014, son otros de los casos que la Guardia Civil mantiene abiertos. El pasado miércoles, Día de las personas desaparecidas sin causa aparente, el Ministerio del Interior anunció del Gobierno anunció que los Ministerios de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, y de Justicia colaborarán con la Fundación Europea QSDglobal para fortalecer las acciones de búsqueda frente a las desapariciones de personas y actuar de manera preventiva frente a ellas y otras situaciones de riesgo.