­Robert Dawes lideraba la organización de narcotráfico más importante de Europa y se refugió, como otros muchos británicos huidos de la Justicia, en la Costa del Sol, pero la Guardia Civil logró dar con su paradero y lo sumó a una lista de 275 compatriotas a los que se había puesto el cartel de «Se busca». Muchos de ellos contaban con una requisitoria nacional española y un buen puñado de ellos -24- tenían o una orden europea de detención y entrega o una orden internacional de búsqueda y captura emitidas no sólo por España, sino también por otros países como Alemania, Bélgica o Francia.

Son datos correspondientes al periodo 2012-2015 a los que ha tenido acceso Efe y de los que se deduce que el número de reclamados internacionalmente y capturados en España aumenta cada año. Así, se ha pasado de tres en 2012 a diez en 2015. La costa levantina y andaluza, sobre todo la malagueña, y los dos archipiélagos son las zonas en las que el británico buscado por la Justicia intenta esconderse porque, de hecho, puede pasar más desapercibido.

Como dice gráficamente un investigador de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, desde Denia (Alicante) hasta Cádiz, la costa ofrece al fugitivo un buen número de núcleos turísticos donde camuflarse, donde puede moverse con relativa tranquilidad sin tener que hablar una palabra de español. Porque entre una mayoría de británicos «de bien» que acaban en la costa para disfrutar de un clima benigno, algunos quieren zafarse de la Justicia de su país y de las fuerzas de seguridad mezclándose en esas colonias. Su escondite, sin embargo, ha sido descubierto muchas veces y los fugitivos británicos se sitúan entre los cinco primeros puestos en cuanto a la procedencia de los reclamados a España por orden europea o internacional. Alicante, Málaga, Valencia, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas y Baleares son las zonas en las que la Guardia Civil ha llevado a cabo la mayoría de las detenciones de reclamados por delitos como fraude a la Hacienda Pública, el blanqueo de capitales y tráfico de drogas. También por lesiones, homicidios y abusos sexuales a menores. Aquí, las fuentes destacan la persecución sobre los pederastas por parte del Reino Unido: «No es que allí haya más pedófilos que en otros países, sino que se les controla muchísimo, se les persigue más y se les hace un seguimiento continuo», incluso cuando ya han cumplido condena.

No hay un perfil concreto del huido británico, pero los investigadores sí han comprobado que las organizaciones criminales dirigidas por ellos son más estructuradas, más compactas, más «organizadas» en consonancia con el desarrollo del país.