En vísperas del Día de San Patricio, el patrón de Irlanda, José Antonio Sierra, abulense residente en Málaga, uno de los promotores del Instituto Cervantes y antiguo corresponsal de la Agencia EFE en la capital irlandesa, saborea, además de un café en el soleado paseo marítimo de Poniente, el reciente triunfo que ha conseguido una canguro española en Irlanda.

A esta trabajadora la Justicia de ese país le ha dado la razón y deberá recibir 9.220 euros de la familia irlandesa a la que cuidaba los niños. El Centro de Migraciones de Irlanda ha respaldado los derechos de esta trabajadora, que sólo recibía un salario de 100 euros a la semana, un caso claro de explotación laboral. «Por primera vez un tribunal sienta un precedente y muchas familias irlandesas han llamado para saber si infringen la ley», destaca José Antonio Sierra, que recuerda que en Irlanda la mayoría de las cuidadoras de niños son brasileñas y españolas (y si se mencionan en femenino es porque el 98% son mujeres).

El caso de esta canguro española entronca con la labor que José Antonio Sierra, a comienzos de los 70, realizó por la dignidad laboral de este colectivo, en ese tiempo jóvenes «de clase media o media alta» que acudían a Irlanda a aprender inglés. «Me encontré con que había unas 300 au pairs entonces en Dublín. Las familias preferían mandar a sus hijas a Irlanda y no a Inglaterra porque Irlanda era un país católico y el aborto y la píldora estaban prohibidos», comenta.

José Antonio Sierra se ofreció a trabajar de forma gratuita de 1972 a 1975 como delegado de Asuntos Sociales de la embajada de España en Dublín y su principal cometido fue asesorar a todas esas canguros españolas para evitar abusos laborales, en ocasiones de las agencias intermediarias de España o Irlanda.

Una de sus primeras medidas fue elaborar un informe sobre sus condiciones sociales y laborales del que se hicieron eco los sindicatos y principales periódicos irlandeses (el Irish Times lo publicó íntegro el 16 de octubre del 72). Como resultado de sus gestiones, consiguió la asistencia gratuita médica y farmacéutica para ellas «y los abusos se cortaron de raíz».

Este vecino de Málaga y enamorado de Irlanda recalca que tanto entonces como ahora, los casos de abusos laborales han sido «aislados» y más ahora, con la pertenencia a la Unión Europea, pero hay que estar en guardia y bien informados.