El 3 de marzo la candidatura a la Academia Malagueña de Ciencias encabezada por Fernando Orellana (Málaga, 1953), la única presentada, obtuvo 28 votos a favor, cinco adhesiones, una abstención y ningún voto en contra. Este afable hombre de ciencia, hijo y nieto de miembros de la institución, releva en el puesto al botánico y profesor de la UMA Alfredo Asensi, al frente de la entidad durante dos décadas.

Ingresa en 1990 en la entonces Sociedad Malagueña de Ciencias, ¿con qué institución se encontró?

Hubo un momento muy crítico porque la sede nuestra estaba en la plaza de la Constitución, lo que hoy es el Colegio de Prácticas Número 1. La real orden cediendo el local a perpetuidad es de 1918 pero con anterioridad ya estábamos allí, desde poco después de la fundación. De hecho, hay todavía muebles nuestros, hasta la mesa de reuniones y la biblioteca. En 1972 hubo unas inundaciones muy fuertes y para salvar los libros se llevaron en depósito a la naciente Universidad de Málaga y Smith Ágreda, que era entonces rector, pidió aquello para una escuela que al final no se hizo. En esos años, como la biblioteca se dejó allí en depósito, hubo un bajón de actividad y estuvo a punto de desaparecer.

Entra usted, por tanto, todavía en plena crisis.

Sí, empezó a bajar la nómina porque no se cubrían todas las plazas, ya que podía haber hasta cien socios y hubo que reclutar gente.

Y logran remontar.

Sí, estaba José Ángel Carrera, que era vicepresidente de la Diputación, que puso mucho cariño; luego fue dos o tres años presidente Antonio Díez de los Ríos y a continuación tomó la presidencia Alfredo Asensi, que desde luego fue el impulsor definitivo, con la ayuda de José Ángel Carrera y Miguel Álvarez Calvente, que han muerto hace poco. La actividad ha ido in crescendo y de hecho, de las 27 academias de Andalucía somos casi de las que más nos movemos.

¿Qué supone para usted ser presidente?

Es un reto ilusionante. Lo tomo con un espíritu de servicio y creo que a Málaga podemos aportar un espíritu independiente.

¿Qué quiere hacer su candidatura en los próximos cinco años?

Queremos que haya participación y crear un poco de espíritu de relación humana, no sólo científica, entre los científicos. Sin bajar el nivel, queremos hacer asequible las ciencias a la población en general. Además, darnos a conocer más a la sociedad porque tiene una historia muy rica en Málaga, luchó por la Universidad y no hemos sabido vender la burra. Otra de las prioridades es relacionarnos más y colaborar, primero con las otras academias de la provincia, la de San Telmo y la de Antequera, y luego con otras instituciones culturales de Málaga como la Sociedad Económica, el Ateneo o la Sociedad Erasmiana. Además queremos ir preparando el 150 aniversario de la institución, que se celebrará en el año 22.

¿Cuántas secciones tiene la Academia?

Hay cuatro pilares: Biosanitaria, Tecnológica, Ciencias Puras y la sección de Sociales y Humanidades. Esa es la riqueza de la Academia, y además con los diversos regímenes políticos, pues siempre se ha intentado mantener independiente.

Los detractores de las academias las tachan de cementerios de elefantes y de poco abiertas.

El que los cargos sean vitalicios puede afectar y algo de cierto hay en esa crítica pero hoy por hoy se tiende en todas las academias a crear la figura del académico de mérito para que sigan aportando cosas. En nuestro caso, al estar limitados los académicos de número a 50, se opta por esta figura. En esta academia intentamos que haya dinamismo, estamos en las redes sociales y al tanto de todo.

¿Qué tipo de actividades realizan?

Por estatutos tenemos dos asambleas, una de inauguración y otra de clausura que normalmente cuentan con una lección magistral. Este año, por ejemplo, para la de apertura vino un científico argentino, Andrés Bercovich, al que nombramos académico correspondiente. Fue de las primeras personas que hizo clonación de vacas para obtener insulina y diversos medicamentos. Y para la clausura tenemos al doctor malagueño Juan Manuel Pascual, que nombraremos académico de honor. Y luego durante el curso se intentan hacer varias actividades. Ahora por ejemplo el 16 de abril iremos a ver el nuevo puente de Cádiz para conocer su construcción. El director de obra y el director del proyecto nos la explicarán.

¿Y exposiciones?

Sí, por ejemplo para el centenario de Darwin hicimos una exposición que luego hemos prestado a otras academias y muchos institutos. También hicimos una de Linneo y tenemos pendiente una sobre Humboldt. Hace unos días se aprobó además una actividad sobre los intercambios con el Nuevo Mundo.

De la Academia sí se conocen más sus informes técnicos.

Los informes se pueden hacer a demanda de una institución o bien motu proprio. Contamos para ello con especialistas de prestigio. Hay un informe clásico que es el de agua en la provincia de Málaga que ha sentado doctrina: se hizo hace años pero sigue siendo de consulta para cualquier actividad hidrogeológica o hidrológica. Luego cuando se reformó el Parque también nos pidieron un informe y con las obras del metro también se hizo un informe sobre el paso por la Alameda y el Parque. De los últimos ha sido uno sobre el Pepri del Centro Histórico.

Los políticos entonces, ¿cuentan con ustedes?

Sí, hace poco hemos hecho un informe sobre el arbolado en Málaga discrepando del Plan de Arbolado. La ventaja nuestra es la independencia de criterio, el espíritu crítico y la rigurosidad para poder opinar sin presiones. Es más, también contamos a veces con personas que no son académicos pero los llamamos porque son expertos en el tema.

Su sede actual se encuentra en la calle Moratín, 4.

Queremos intentar recuperar la sede original de la plaza de la Constitución. Ahí está el colegio de Prácticas Número 1 y las condiciones no son las óptimas. A medio y largo plazo, cuando el colegio se pueda desplazar a otro sitio, nos gustaría recuperar esta sede, no sólo para nosotros porque podría haber un salón de actos abierto a toda Málaga.