­Ningún trago de agua sabe tan bien como el primero. El éxito del sector tecnológico está precisamente en su capacidad para crear nuevos tragos de agua a un ritmo galopante. «La revolución digital está en todas las partes», afirma Lucas. Seguramente la vio antes que muchos otros. Cuando genios jóvenes necesitan un impulso, en su caso, fue más bien un golpe. El fallecimiento de su padre, cuando sólo tenía 14 años, marcó su futuro al cargo del negocio familiar. Si Nikola Tesla fue capaz de anticipar la llegada de la corriente alterna hace 120 años, Lucas supo ver que el negocio del equipamiento de hogar iba a sucumbir a la burbuja inmobiliaria. Tesla fue el favorito de la sociedad neoyorquina. Un pionero que casi muere de inanición. «Una buena idea no te convierte en empresario», recuerda el entrevistado. Innovación, éxito, fracaso, smart city...Santiago Lucas replica.

Quien abarca mucho poco aprieta. ¿A usted le entra la risa?

La diversificación es una consecuencia de la evolución permanente de los distintos sectores. Gracias a la diversificación existe la supervivencia.

José Luis Sampedro se describía como aprendiz de todo y maestro de nada. ¿Una diversificación cuasi teórica que ofrece peligros en la práctica empresarial?

Lo que hay que intentar es delegar, motivar y que la gente asuma las responsabilidades. Si no estás en esta sociedad moderna, motivando de forma permanente al equipo que te rodea, es imposible llevar adelante los proyectos.

¿Se acabó entonces eso de apostarlo todo a un sector?

Totalmente. Hoy en día, encontrar a un sector que te permita mantenerte de una generación en adelante y sin ningún tipo de riesgo es materialmente imposible. Hasta un sector tan rentable como lo es el de la construcción tiene unos ciclo permanentes que llevan a unas crisis. Si uno no está muy preparado para esas situaciones, normalmente pasan factura. Nosotros, que veníamos especialmente del equipamiento de hogar, nos hemos encontrado con que prácticamente todas las fábricas en Málaga que se dedicaban a este sector han desaparecido. Han sido desbordadas por los cambios de tendencia.

La relación entre el sector de la construcción y la Costa del Sol da para una antología del fracaso. ¿Qué ocurrió cuando la luna de miel se antojó eterna?

La construcción ha actuado como el dinamizador de la economía. Lo que ha pasado es que hacemos el castillo de naipes, pero el castillo se viene abajo cuando el exceso de oferta no viene compensado por una demanda o un cambio en la economía.

¿La importancia de prevenir riesgos le parece mayúscula?

Los riesgos tienen que ser siempre controlados. Ir a la aventura en los tiempos actuales es mala consejera. Hay que asumir riesgos si uno quiere seguir adelante, pero tienen que ser controlados.

Miles de emprendedores se preguntan ahora seguramente si el éxito se puede planear.

Yo entiendo que el éxito sí se puede calcular. Lo que hay que hacer es superar todos los inconvenientes para llegar al éxito. El éxito es el conjunto de retos en una proyección de objetivos, a los que uno no renuncia a alcanzar, a pesar de todos los inconvenientes que represente la sociedad. ¿Cuál es el problema que te encuentras muchas veces? Hay oportunidades de negocio, pero hay pocos empresarios para superar esos riesgos.

¿Al final, todo se reduce a disponer de capital?

El dinero es una barrera. Más, en una época como hemos vivido últimamente, con posibilidades de financiación muy complicadas. Pero, una vez que superas la primera etapa de una financiación básica, lo más importante es que cuando acometas el proyecto, tengas unos objetivos muy claros, los programes bien y lleves el control periódico necesario. Si haces eso y el proyecto es válido, sale adelante. ¿Qué nos estamos encontrando con tanta startup y con tanto emprendimiento? Te encuentras con el problema de que son ideas, pero no tienen un planteamiento económico detrás.

Antes habló de la crisis cíclica en el sector de la construcción. ¿Pero el capitalismo no se escribía así, con dientes de sierra?

La historia en sí es cíclica. De alguna forma, mediante análisis dialécticos se demuestra claramente como toda la sociedad ha vivido periodos de una idea, un proyecto y de un líder que crece, y que cuando llega al éxito, empieza el principio del declive. Coincide con el momento en el que se acaban los retos por sacar adelante un proyecto. Siempre hay una crisis, que la puede provocar un exceso en el mundo empresarial de oferta, o de no adaptarse a nuevos tiempos.

Empezó vendiendo lavadoras como quien dice y ahora encabeza una de las empresas líderes del sector tecnológico en España. ¿Un empresario debe saber siempre cómo se mueve el mundo?

Las cosas son más simples de lo que pensamos. Cuando yo estudiaba, me decían que podías incrementar de alguna manera un proyecto. Pero ese proyecto tenía que tener, además de crecimiento, cambio. Eso luego lo equipararon a desarrollo. Pero ese desarrollo, si no va aparejado a la innovación, no consigue el resultado. Estás en un mercado de competencia y éste te condiciona de forma permanente a buscar la innovación por encima de tu competidor para sacar adelante el proyecto.

¿Qué debe de impulsar a un empresario en la búsqueda del éxito? ¿El dinero lo es todo?

No. Y eso a veces nos lleva a que los éxitos no se produzcan todo lo rápido que quisiéramos. Siempre hay detrás una conciencia de sacar adelante a un equipo y de devolver un compromiso a la sociedad. A veces, sacrificamos proyectos por no renunciar a personas que han apostado y han trabajado contigo. Lo que nosotros buscamos es un proyecto completo de realización de innovación en el que todos salgamos adelante.

¿Cómo se junta la idea con la inversión?

En este punto le haría una reflexión a la administración. Estamos hablando permanentemente de buscar startups y gente dispuesta al emprendimiento. Pero de una idea no sale un empresario. Sale de un proyecto empresarial. Y ese proyecto tiene que emerger de un proceso que acabe generando una rentabilidad. Todos los elementos que tienen que ordenar ese éxito del emprendimiento no están lo suficientemente ordenados por parte de la sociedad en la que vivimos.

¿Fallo de planificación?

Vivimos más de la improvisación a la hora de invertir, que de hacer unos planes de desarrollo y de formación dual entre la universidad y el mundo empresarial que garantice que se reduzcan sensiblemente los fracasos en esos proyectos. Hoy en día, cuando invertir en un proyecto es casi como tirar la moneda al aire. Hay una idea, ¿pero qué plan de negocios hay detrás? Nosotros estamos colaborando con startups, que tenemos a gente que se estresa enseguida. Son unos genios, pero tenemos que controlar muy bien el estado de ánimo y la motivación porque se me va un mes de vacaciones y me deja un proyecto colgado de mucho dinero. Tenemos que buscar una estabilidad, un orden y una educación desde la base en eso.

¿Pero entonces el empresario debe de ser a su vez un experto en matemáticas? La dictadura de los números parece algo inherente a la economía.

Lo que hay que ser es lógico. Si te viene una gran idea y aporta un valor que se pueda transformar en empleo y renta. Ordénalo, marca el objetivo y saca el proyecto adelante. El que se obsesiona con los números, realmente no es un empresario. Si a mí me dicen, mira tengo este proyecto, pero lo voy a proyectar a 25 años. ¿A 25 años? Si yo dentro de 25 años lo más cerca que estaré es de Parcemasa.

En el imaginario colectivo se ha instalado la convicción del empresario como una especie de buitre carroñero. ¿Se puede llegar hasta arriba manteniendo la honestidad?

Lo que uno tiene que ser es ético. ¿Que también tienes que ser honesto? Hay que intentar serlo. De alguna forma, a veces, te surgen problemas para llevar adelante proyectos, cuando vives en una sociedad un tanto especial.

¿Especial en qué sentido?

A ver, el planteamiento es el siguiente. Yo he visto oportunidades de cuando nosotros construimos este edificio, la Junta de Andalucía nos tenía adjudicados 1,5 millones de euros en subvenciones. Íbamos a crear ciento y pico de trabajos. Al final, nos dijeron que no nos daban ni un euro porque no creían que íbamos a hacer realmente nada. Yo lo reclamé y tuve que pagar las costas.

¿Las administraciones no desisten de echar tierra por el camino?

Garantizo que el progresar como empresario en este país es muy difícil. Una de las conclusiones que sacó Europa de la última gran crisis señala que es necesaria la colaboración público-privada porque la inversión pública no era sostenible a medio plazo. Haces 10.000 metros cuadrados de laboratorio, pero están vacíos. Se acometen una infinidad de inversiones que no son sostenibles. Se gastan miles de millones de formación en este país, que luego tienen un retorno mínimo.

¿Está pensando en las galopantes cifras de paro?

Casi el 60 por ciento de jóvenes en Andalucía está en desempleo. Tenemos una infinidad de ninis, un paro estructural que nos dejó la construcción. ¿Pero estamos realmente buscando todos los días las soluciones? Esos políticos que nos venden muchas cosas. ¿O hacemos demagogia? Yo pienso que hacemos mucha demagogia. Se podían hacer barbaridades. ¿Cuántos hoteles tenemos vacíos en invierno? La cantidad de formación multisectorial que se podría dar para toda Europa es enorme. Podemos tener buenos cocineros, que es una buena estrategia, pero podemos tener un cambio generacional en el sector de la restauración y de la hostelería formando a universitarios con todos los sistemas que hay de control. Pero lo puede haber en todos los sectores. Hay innovación como para buscar ventajas competitivas y liderar lo que sea.

¿España está perdiendo el tren de esa innovación?

España no se está quedando atrás. Lo que tiene que hacer es adelantarse a los demás. Si un Corea es la primera potencia mundial, España puede tener una posición importante. Por ejemplo en Málaga, tenemos el mejor clima y la mejor conexión. Tenemos que rentabilizar eso.

¿Si pudiera elegir, emprendería de nuevo en España?

Yo me quedaría aquí en España. Si es el sitio donde mejor se vive. Al final, somos animales racionales y nos gusta la calidad de vida. Empresario de éxito se puede ser en Málaga, como en cualquier otra parte del mundo.

¿Estamos en una revolución tecnológica permanente?

Es impresionante la revolución digital que estamos viviendo. Ahora mismo, hay millones de oportunidades que tenemos que saber aprovechar. Debemos de buscar esa colaboración con Europa. Ahora mismo hay muchos millones que se pueden recoger para proyectos, pero habrá que especificar muy bien para qué.

Para entender los procesos, ¿la industria satisface el deseo o realmente es ella la que primero lo crea en base a una necesidad que realmente ni existe?

Yo le pido siempre a mi equipo que dediquen un tiempo en pensar cuál es la meta. Si trabajas algo que no tiene objetivos, qué satisfacción vas a tener. Tienes que generar unas necesidades de satisfacción, eso es evidente. Es como la gasolina de la economía.

¿Pero por qué tengo que comprarme un móvil nuevo cada dos años?

Porque la sociedad de consumo está para eso. En el consumo está la dinamización de la economía. ¿Qué es una necesidad? Pues mira, son los nuevos tiempos. Pero este cacharro tiene infinitamente más tecnología que la que se empleó en el aterrizaje en la luna y hay que rentabilizarla.

¿Y el problema de convertirnos en fantasmas emocionales rodeados de tanta tecnología?

Todo tiene su riesgo. Vas por la calle y ves como se pierde el diálogo. Ahí están los cuatro miembros de la familia en una mesa y cada uno con un cacharro en la mano. Ese es el riesgo.