­Estela Moscoso lo tuvo claro. En cuanto vio que no la llamaban para echar el verano en ningún hospital supo que los meses de paro serían más largos de la cuenta y no dudó en irse con una amiga a la aventura a Reino Unido y probar suerte. Partió el verano de 2012 para estar seis meses y ha estado tres años, una experiencia que le he servido para aprender el idioma, ejercer la profesión e incluso trabajar dentro de un centro de cuidados intensivos.

«Al principio es difícil pero es cien por cien recomendable», explica esta malagueña que llegó en septiembre y ahora trabaja en un centro de diálisis aunque aún le falta un contrato que le dé estabilidad.

Tardó un mes en encontrar trabajo como auxiliar. Le faltaba el papel que acreditaba que era colegiada, imprescindible para ejercer como enfermera y, al parecer, es uno de los que más tarda. «Ahora casi todo el mundo se va con una agencia que busca el trabajo y es todo más fácil. Yo me fui sin nada de eso», matiza. Aun así, las cosas no fueron mal. De la residencia de ancianos pasó al University College Hospital en Londres y allí recibió en cuestión de un mes todos los cursos necesarios para poder aplicar los conocimientos y prácticas que ya conocía. «Allí es diferente comienzas como en prácticas y para hacer cada cosa necesitas hacer training. Lo bueno es que si eres español saben que ya conoces las técnicas y suelen darlos todos seguidos para que puedas comenzar a aplicarlo», explica la joven, que ahora tiene 27 años.

Allí estuvo dos años y lo dejó para ir a un centro a medio camino entre cuidados intensivos y planta. «Mi especialidad era nefrología y quería hacer algo relacionado con ello». Tenía pareja a distancia y el tiempo pesa y tuvo que decidir entre hacer su vida allí o volver a casa, por lo que en septiembre decidió regresar. Asegura que no ha parado de trabajar pero las condiciones no son las que había deseado.

Cristina Román es otra de las tantas que han tenido que partir para poder ejercer la profesión. Se fue con su pareja, también enfermero, y con la ayuda de una agencia ha logrado un empleo en la localidad de Barrow-in-Furness, en Reino Unido. «Nosotros ahora tenemos una bonita casa, una vida cómoda gracias a dos buenos sueldos, y aunque echamos de menos estar en casa y tener a la familia y amigos cerca, nos animamos unos españoles a otros en esta aventura. Al fin y al cabo sólo estamos a tres horas de casa ¿no?», expresa.