Mismo retablo, pero con amagos de cambio de tendencia en varias direcciones y, todos ellos, significativos. Ése sería el precio político que dejan en Málaga los más de 110 días de encuentros infructuosos para formar Gobierno. O al menos, lo que indica la encuesta de Metroscopia, que señala que, en caso de que las diferencias persistan, los malagueños acudirían a las urnas el próximo 26 de junio con un ánimo de transformación moderado, aunque sin dejar de traslucir lo que en términos electorales se puede interpretar como un reparto orientativo de premios, y, sobre todo, de castigos a la conducta exhibida por cada uno de las organizaciones en el Congreso y en las rondas de contactos -de momento, igualmente estériles- para la investidura.

El sondeo arroja unos resultados que, en cuanto a la obtención de escaños, serían similares a los que ahora mismo integran el cupo de la circunscripción de Málaga en el hemiciclo. El PP seguiría siendo la fuerza más votada, si bien con un trasvase de apoyos a Ciudadanos, que les volvería a arrebatar casi íntegramente el crédito perdido respecto a la última cita. Eso, y la caída de Podemos, con el subsiguiente ascenso de Izquierda Unida y su Unidad Popular, constituyen las dos grandes novedades del estudio, en el que también se advierte una pérdida de confianza hacia las opciones de izquierda, que pasan de sumar el 50,8 por ciento de los votos al 47,6 -las formaciones conservadoras, entendiendo por éstas a los populares y Ciudadanos, registran una evolución de 46,1 a 47,1 puntos-.

Más de un trimestre después del 20D, el PP resiste en la provincia, donde obtendría el 27, 9 por ciento de las papeletas, con apenas un descenso del 1,1 en relación a los últimos comicios. La candidatura de Rajoy, que se ha visto fuertemente cuestionada por los escándalos de corrupción y la pasividad frente a los pactos de su líder, lograría, no obstante, mantener a tres de cada cuatro votantes. Y con el refuerzo añadido de buena parte de los que se abstuvieron en diciembre, que, si se cumple el pronóstico, serviría para maquillar el golpe asestado por Ciudadanos, que amenaza con continuar restándole apoyos -hasta un 13 por ciento según Metroscopia-.

El partido de Rivera es, junto a Unidad Popular, el único que crece en el estudio, reafirmando una tendencia que podría, incluso, ampliarse si el horizonte de participación se sitúa finalmente por encima de las expectativas actuales. Metroscopia calcula que con apenas un retroceso de tres puntos en la abstención -hipótesis que, por verosímil, nadie descarta- Ciudadanos se quedaría con uno de los 4 diputados malagueños con los que cuenta el PP, provocando el triple empate en la distribución de los escaños correspondientes a la provincia -el 20D otorgó 4 a PP, 3 a PSOE, 2 a Ciudadanos y 2 a Podemos-.

Del escenario que dibuja la investigación, se infiere también un reconocimiento por parte del votante de Málaga al intento de convergencia protagonizado por la formación de Rivera y el PSOE, que son los partidos que más fidelidad despiertan en lo que se refiere a la comparación con el 20D. Los socialistas, sin embargo, bajan en los números globales, perdiendo un 1,9 por ciento del respaldo y aglutinando el 25 por ciento del total de votos.

El mayor descenso es para Podemos, que dejaría de ser el tercer partido de la provincia en número de votos. Los de Pablo Iglesias bajarían un 4,2 por ciento, saldando la cita con un congresista menos y dándole aire a Alberto Garzón y a su Unidad Popular, que ganarían un 19 por ciento de papeletas y se colocaría de nuevo en las cifras que acreditan para la representación en el Congreso.