Si solamente contara la valoración, no habría problema alguno en Izquierda Unida. Ya es costumbre ver cómo sus líderes encabezan, una y otra vez, los ránkings cuando sale el último barómetro que pretende pulsar la simpatía que provocan los políticos de primera línea entre los ciudadanos. Alberto Garzón, líder de IU a nivel nacional, es en la actualidad el político que sale mejor parado entre los españoles. Una tendencia, sin embargo, que no se ha podido convertir en un estímulo lo suficientemente fuerte como para que se vea reflejado en las urnas. Con las múltiples dudas que han arrojado los últimos resultados electorales, dejando a IU por primera vez sin grupo propio en el Congreso, el partido se enfrenta ahora a un proceso encaminado a trazar el futuro inmediato del partido. Entre el debate sobre posibles modelos, hay una incógnita que ya está despejada y que afecta a Málaga y al futuro de IU en la provincia. El partido afrontará su rediseño sin su actual coordinador, José Antonio Castro, que encabeza el partido en la provincia desde 2003, y que ahora se ve obligado a dar un paso atrás.

«Son tiempos convulsos». Así describe Castro la actual situación política en la que su formación se encuentra a las puertas de una asamblea federal que se celebrará el próximo mes de junio, y que se antoja como una cita que trasciende las dimensiones de la propia cita. Siempre y cuando una repetición de elecciones no trastoquen el calendario, IU sentará las bases para el futuro modelo de su formación dentro de un mapa político que no acaba de encajar todas las piezas, sobre todo en el convulso espectro ideológico de la izquierda, y que se ha visto fuertemente fraccionado con la entrada de un nuevo actor político como Podemos. Sobre el papel hay, de entrada, dos formas diferentes de entender a IU. Engendradas en los orígenes, han aflorado ahora que la formación se ha visto sobrepasada por el empuje electoral de Podemos. Por un lado, los que defienden la necesidad de abrir el partido y ven en la confluencia con otras formaciones o colectivos la herramienta necesaria para asentar a IU en un nuevo escenario que ha roto los viejos equilibrios. «Ahí donde hemos ido de la mano, hemos barrido a la socialdemocracia», afirma Castro quien ve en la unión de diferentes fuerzas políticas la única manera de resistir al aldabonazo de futuras políticas que vayan en contra de los intereses de la mayoría social. Frente a los acercamientos de Podemos, interpretados por muchos como un intento hostil para acabar con las siglas de IU, Castro insiste en la necesidad de crear espacios en los que cada formación pueda mantener su identidad propia. Por otro lado, está el sector del partido que advierte del riesgo de que se diluya el partido en un intento de «podemizar» a la formación.

Sin fecha concreta aún, la asamblea provincial apunta al mes de octubre y en ella se decidirá también el futuro de la formación en Málaga. Siempre, en todo caso, el debate será sometido a votación entre toda la militancia.