En un entorno rodeado de naturaleza y tranquilidad se ubica el Seminario Diocesano de Málaga, donde una veintena de jóvenes se forman para incorporarse como sacerdotes de la Iglesia Católica. A sus 25 años, Francisco Javier Cuenca forma parte del Seminario Mayor en el que cursa los estudios de Teología, lo que le permitirá acceder, al cabo de seis años de estudios y preparación, al ministerio sacerdotal. Este es un camino dedicado al Evangelio con el propósito de servir a la comunidad de manera desinteresada. «Nada tendría sentido si nuestro servicio no estuviera puesto en favor de la gente», especifica este joven malagueño.

Este seminarista, que cumple ya su quinto curso, eligió el camino del sacerdocio como búsqueda del sentido de la vida y partiendo de su posición como cristiano comprometido, en un momento de su madurez que le llevó a decidir a lo que se quería dedicar.

Después de ejercer como voluntario de Cruz Roja y como corresponsal juvenil del Ayuntamiento de Vélez-Málaga, Cuenca optó por avanzar en esta conducta y dedicarse de manera plena a la fe y atender las necesidades espirituales de otros cristianos.

Dentro de la vocación sacerdotal, tanto los jóvenes como los adultos que sienten la «llamada de Dios», tienen la posibilidad de formar parte de una comunidad o seminario que les permita discernir si realmente desean tomar los votos de forma permanente. Y así lo decidió este malagueño: «Pasaba mi tiempo libre buscando el sentido de la vida más allá de los estudios básicos y hubo un momento en el que, poco a poco, descubrí la llamada del Señor», manifiesta el aspirante.

En el ámbito formativo, los estudios de Teología en Málaga suelen finalizarse tras seis años de aprendizaje. Un periodo en el que la Filosofía se incluye como ingrediente fundamental, sobre todo los dos primeros años de carrera universitaria. No obstante, el tiempo estipulado para finalizar los estudios lo decide la propia institución. «El último año está enfocado en un ambiente más pastoral, es decir, más práctico», explica Cuenca.

Durante el proceso instructivo, Cuenca y el resto de miembros que componen el Seminario Mayor administran su tiempo en diversas tareas que les ayudarán a convertirse, al final del proceso, como sacerdotes. Adquirir el hábito de la oración y sacarle partido, la convivencia en el centro, el estudio y la pericia pastoral, entre otras prácticas, erigen los pilares básicos para la formación de un seminarista. Todo ello, con una rigurosa organización en la que cada fin de semana se complementan con otro tipo de actividades como el retiro espiritual, el avance académico, las visitas a familiares e, incluso, el desplazamiento a las parroquias para desarrollar el ejercicio pastoral. «Es esencial estructurar el tiempo y establecer unas costumbres para afianzar nuestra formación como sacerdotes», explica Cuenca.

En un momento en el que el Papa Francisco está al frente de la Iglesia Católica, el joven seminarista muestra su admiración por la contribución que el Pontífice está realizando a la institución: «Es una persona que ha sabido cambiar el lenguaje de la Iglesia, en el sentido de adaptarse a la sociedad actual, pero Francisco no se puede comprender sin tener en cuenta a los Papas anteriores», expresa el seminarista.

Por su parte, Cuenca también destaca la actitud del actual Papa Francisco ante los presuntos casos de pederastia por parte de algunos sacerdotes. «No se nos olvide que a pesar de que a la Iglesia es a quien más se le está acusando de pederastia, hay otras cifras más altas por parte del seno familiar de las víctimas», a lo que añade que «la Iglesia tiene una actitud decente y honrada ya que el propio Papa Francisco, e incluso su antecesor, Benedicto XVI, han sacado a luz algunos casos», recuerda este alumno del Seminario Mayor.

La institución religiosa de la provincia ofreció una Jornada de Puertas Abiertas, entre los días 5 y 12 de marzo, bajo el título Venid y lo veréis, en el que se llevaron a cabo diferentes talleres, juegos populares y encuentros testimoniales con la intención de dar a conocer el seminario de manera más cercana a la realidad y sin prejuicios. «Con esta actividad queremos provocar una inquietud, un interés y un acercamiento por parte de los más jóvenes con el seminario», añade el seminarista, Gerardo Rosales.