El convento del Císter lleva seis años vacío. Tras cuatro siglos conviviendo en la Abadía la comunidad de monjas abandonó la ciudad y con ellas se acabó la actividad religiosa para la que se consagró la propiedad. Antonio de Campos y Osorio, descendiente directo del marqués de Iznate Antonio Campos Garín, su bisabuelo y personaje de gran trascendencia en la historia de Málaga del siglo XIX, reclama ahora la estructura por no producirse en la actualidad las condiciones que se establecieron en ese acuerdo entre la comunidad y el marqués de Iznate.

Los antecedentes que hoy reclama Antonio Campos se remontan al año 1873, cuando las monjas se vieron obligadas a abandonar el antiguo convento por la desamortización de Mendizabal. Dicho edificio fue derribado por orden del Ayuntamiento republicano, comprando y cediendo más tarde su bisabuelo el terreno donde se encuentra la Abadía actualmente para que las monjas pudieran desarrollar su actividad, siendo él un religioso acérrimo. Así lo relata Francisco José Rodríguez Marín, autor de 'Málaga Conventual'. Encontrándose el convento sin ocupación, sólo se encuentra en funcionamiento la capilla de la cofradia del Santo Sepulcro, Campos considera que no se cumple el acuerdo establecido, determinándose entonces que en caso de que no estuviera ocupado por un fin religioso volvería a manos de sus herederos. Es lo que exige y para lo que se ha preparado a conciencia estos últimos años, asegurando contar con toda la documentación necesaria para ello.

"Yo lo que pretendo es, según el testamento de mi bisabuelo, que me devuelvan las tierras o llegar a un acuerdo con el Obispado". Respecto a este asunto declaró que en todo este tiempo no se ha producido ninguna intención del Obispado en reunirse con él, estando tan sólo una vez cerca de llegar a un acuerdo en 2012 que finalmente no terminó en buen puerto por motivos que tan sólo conoce su abogado. Para el organismo religioso los documentos que posee no representan ninguna validez, por eso pretende presentar una querella cuando consiga los 3.000 euros que supone todo el trámite: "Aquí tengo todos los documentos. Una vez que consiga el dinero comenzaré la querella contra el Obispado". Espera que sea el próximo mes, tratándose de una acción que cuenta con el apoyo de toda su familia, un total de seis hermanos que se repartirán los beneficios reclamados en caso de que la causa concluya a su favor, una dotación económica que Campos estima que ronda el millón de euros.

Antonio Campos recalcó que su situación es desesperada: "Estoy con un pie en la calle, mi situación económica es crítica". De hecho, advierte de que no tiene recursos para procurarse una vivienda y en breve se puede encontrar en la calle.

Respuesta del Obispado

El Obispado de Málaga asegura que en los documentos de cesión se recoge que, en caso de cierre de la comunidad, queda en manos del obispo de la diócesis "darle a estos terrenos y lo que en ellos se construya el destino piadoso que tenga por bien designar".

El cierre del convento en 2009, por falta de vocaciones, llevó al Obispado a mantener el templo abierto al culto "en observancia de los deseos del donante" y destinando el resto del convento "para actividades diocesanas". De hecho, por ahora se utiliza para las reuniones de los distintos grupos que pertenecen a la iglesia de Santiago y mientras se repara la iglesia. De forma paralela, se está elaborando un proyecto para su completa utilización, que será puesto en marcha el próximo mes de septiembre.

Acogimiento

Sobre la situación de Antonio Campos Osorio, anterior Marqués de Iznate, el Obispado indica que lleva varias décadas acogido en una vivienda propiedad de la diócesis "sin pagar por ello renta alguna, debido a su insostenible situación". Sin embargo, tuvo que dejar la vivienda hace unos meses cuando el Ayuntamiento de Iznate advirtió al Obispado de Málaga "de la necesidad de restauración de este edificio, muy deteriorado". En tanto se arregla el inmueble, Antonio Campos trasladó su residencia a otro lugar que, en la actualidad, al parecer, ha tenido que abandonar por motivos que se desconocen.

El Obispado de Málaga asegura que nunca ha puesto en venta el convento ni tiene intención de hacerlo, y que siempre ha velado por cumplir el deseo que fundamentó la donación.