Era un acto marcado de cierto simbolismo. Elías Bendodo y Gonzalo Sichar comparecieron de forma conjunta para anunciar el fin de las ayudas discrecionales en las subvenciones a entidades sociales. Fue a principios de semana. Si algo sabe bien Bendodo, es que para manejar políticamente su posición al frente de la Diputación sin el comodín de la mayoría absoluta, está sometido a que Ciudadanos se convenza cada cierto tiempo a sí mismo de que tiene peso en la toma de decisiones. Cuando el resto de los grupos en la oposición se conducen por la sospecha de que la formación naranja en realidad está sometido a las interpretaciones y voluntandes de Bendodo, éste coge y mueve ficha. Lo hace, a través de un novedoso instrumento en la Diputación, las ruedas de prensa conjuntas, que se dirigen a los periodistas con un mensaje subliminal: las tensiones políticas que había antaño se han acabado milagrosamente y que, el consenso, al contrario que en otros lugares del vasto panorama político, es el nuevo motor de desarrollo en la provincia. Siempre, con la misma y acompasada fórmula, Bendodo suele tomar la palabra y aborda la temática a tratar para, acto seguido, cederle el protagonismo a su nuevo compañero de viajes. Entonces, sintiéndose realizado, como quien le pone nombre a una estrella, Sichar procede a colgarse las medallas del momento y todos contentos.

Ciudadanos presume de cambiar en poco tiempo lo que otros no han sido capaces de hacer en siglos, y el PP encuentra la paz en un acuerdo de gobierno que goza de buena salud. Más allá del término manido para referirse al estado en el que se encuentran las relaciones entre ambas formaciones, Bendodo ha aprovechado estas ocasiones desde el comienzo de la presente legislatura para trasladar un mensaje con segundas intenciones: el de no estar seguro de que el resto del mundo haya comprendido las exigencias de llegar a acuerdos con todas las fuerzas políticas, cuando las mayorías parecen ya reliquias de un tiempo pasado.

Queda mucho aún, pero Bendodo va con las luces largas echadas. Su voluntad para llegar a las próximas elecciones municipales lo más inmaculado posible, con fama de buen gestor y sin grandes sobresaltos, y que le permitan abordar la alcaldía de Málaga, deslumbra desde ya.

Arrepentimiento. La realidad era esa, pero aún no se habían publicado en el BOP (Boletín Oficial de la Provincia) las bases del concurso público del que debían salir los nombres del nuevo gerente y gerente adjunto para Turismo Costa del Sol. Lo realmente curioso en estas bases, era ver como se trazaban líneas que sugerían que lo mejor para estar al frente de la promoción turísitica en la provincia no era una diplomatura en Turismo, sino estar en posesión de una ingeniería superior. La falta de información y el descaro a la hora de confeccionar un encaje que llevaba en letra fluorescente los nombres Arturo Bernal y Ángel Castilla, las dos personas que actualmente ocupan estos cargos, hicieron que se impusiera la lógica rompiendo, por primera vez, el equilibrio estable entre el PP y Ciudadanos en la Diputación. Sichar, realmente cabreado al verse ninguneado, decidió dimitir del cargo que ocupaba al frente de Turismo Costa del Sol. Si siempre has soñado con ser vicepresidente de algo y no te enteras de cambios sustanciales en tu empresa, lo normal es que te vayas a tu casa. Y así lo hizo el portavoz de Ciudadanos aludiendo a una «desinformación absoluta» por un lado, y por considerar que todo esto de disfrazar un dedazo de concurso público no era más que un «paripé». Bendodo tiene el camino expedito para ser de los pocos políticos en la provincia que pase este ciclo sin grandes sobresaltos. Por ello, sorprende este exceso de confianza, cuando su única preocupación debe de ser mantener a Ciudadanos lo más alejado posible de los lisonjeos que les puedan llegar por parte de Francisco Conejo, que no tardó en alinearse con la crítica manifestada por Sichar. Al menos en apariencia, la jugada hubiera sido la de pactar previamente con Ciudadanos un acuerdo para los gerentes y no tener que paralizar un proceso, como ha sido el caso, en el que ahora se ha cedido todo el protagonismo a la formación naranja.

Error con consecuencias. Aunque Bendodo reconociera su error y ahora ha dicho que se redactarán unas bases para garantizar un proceso «más amplio» y «más abierto», no hay duda de que su candidato para ocupar la gerencia de Turismo Costa del Sol sigue siendo Bernal.Queda por ver si no se trata ya de un cromo quemado después de tanta exposición al sol. Será muy difícil de explicar para Ciudadanos, si después de este primer pulso que le ha echado al PP, salga adelante su nombramiento a pesar de todo. En los grupos de whatsapp, herramienta preferida por la militancia naranja para someter a juicio a sus compañeros con representación institucional, la opinión generalizada es la de que sus diputados en la institución provincial no están cumpliendo con el papel que le corresponde al estar en la oposición. Ven a Ciudadanos como una prolongación más del equipo de gobierno del PP y ahora Sichar tiene una oportunidad de oro para demostrar lo contrario.

Humo y gestos. Un ejemplo perfecto de política de aspavientos, que ahora se estila tanto desde la aparición de la mercadotecnia de Podemos, nos brindó su partido filial en la Diputación. Málaga Ahora, con Rosa Galindo al frente, y con un tema, los toros, que siempre despierta mucha tensión. La diputada llevará una moción al pleno de la semana que viene para eliminar la partida presupuestaria que la Diputación destina a asuntos taurinos. En total, unos 134.000 euros que Málaga Ahora quiere revertir en ayudas para familias en riesgo de exclusión social. Suena todo muy bonito, si no fuera porque la propia Galindo, con su abstención en la votación sobre los presupuestos generales, facilitó en el mes de diciembre que esta cantidad recaiga en asuntos relacionados con la promoción de la tauromaquia. Abrir la veda en temas que sabes que van a atraer el foco mediático no equivale a trabajar. Eso se hace en las comisiones de cuentas. La misma que Galindo abandonó con cierta prisa el pasado viernes para llegar a la Feria de Sevilla. ¡Olé!