­Acuciado el panorama político por una inminente repetición de las elecciones, la ahora vicepresidenta del Congreso y número dos del PP por Málaga, Celia Villalobos, amenaza con abrir una nueva polémica en el seno de los populares malagueños. Ayer, admitió que le gustaría encabezar la lista del PP ante el hipotético caso de una nueva cita con las urnas el próximo 26 de junio. De esta manera, quien fuera durante décadas la máxima figura del PP en Málaga, abrió ayer de nuevo un debate que ya se daba por cerrado. Cabe recordar que Villalobos fue relegada al número dos por el alcalde de Estepona, José María García Urbano. Una decisión que fue anunciada en su día por el presidente del partido en Málaga, Elías Bendodo, y que estaba orientada por la cúpula andaluza del partido, con Juanma Moreno al frente, y para visualizar cierta regeneración.

Villalobos expresó este deseo desde Madrid, donde se pronunció de esta manera antes de asistir a la reunión de la Mesa del Congreso y añadió también que su intención no es convertir en este asunto en una batalla interna. «Me encantaría ser número uno pero si el PP dice que no, tampoco voy a hacer una cuestión de guerra de esto porque no lo entiendo así», aseguró. A pesar de todo, estas declaraciones de Villalobos llegan después de que el Congreso haya advertido a García Urbano de que su actividad profesional como registrador de la propiedad no es compatible con su cargo como diputado. En su breve comparecencia ante los periodistas, Villalobos recordó de nuevo que ella no ocupa ningún cargo orgánico en el partido y aseguró que acataría la presumible vuelta de García Urbano como número uno. «Si el partido quiere poner a otro alcalde como cabeza de cartel, pues que lo ponga», dijo.

Renovación en el partido. Con esta polémica a la vista, si se repitiesen las elecciones, se volvería al mismo debate de hace cinco meses, cuando finalmente se materializó la voluntad de Bendodo y de Moreno, que aludieron a la necesidad de acometer un proceso de renovación en las listas del partido, asegurando en reiteradas ocasiones la idoneidad de García Urbano. A pesar de la complejidad de la deliberación, dado el peso histórico de Villalobos dentro del partido, la decisión de Bendodo y Moreno se vio refrendada en las urnas, donde la provincia de Málaga se convirtió en una de las más fuertes a nivel nacional. Con una derriba generalizada, los populares pudieron mantener a sus cuatro diputados.

En el caso de que García Urbano volviera a encabezar las lista del PP, tendrá que adoptar una determinación definitiva sobre su actividad profesional al margen de su labor como diputado. Un debate que ha eludido hasta el momento, pero en el que, además de las ya conocidas críticas por parte del PSOE, hay que añadirle esta nueva presión interna ejercida por Villalobos. García Urbano, reacio a pronunciarse sobre este asunto, siempre ha asegurado que el PSOE se mueve por «una fijación» en su persona.

A pesar del requerimiento por parte del Congreso, García Urbano ha insistido siempre en que no se le ha notificado que exista causa de incompatibilidad en el desempeño de sus funciones. Además, aseguró que su declaración de bienes ante este órgano no ha supuesto reparo alguno.