­La Diputación de Málaga volvió ayer a la senda del enfrentamiento, después de varias broncas y con desbandada forzada entre el público incluida. Demostró el pleno ordinario correspondiente al mes de abril la capacidad que atesora aún esta institución provincial para convertirse por momentos en el escenario exclusivo de la disputa entre PP y PSOE. Todo, ante la eterna capacidad del resto de las fuerzas políticas para escandalizarse en lo que el portavoz de Ciudadanos, Gonzalo Sichar, resumió ayer como la famosa táctica del «y tú más».

Y es que nunca se sabe muy bien por dónde va a salir la dispersión de golpes, cuando hay sobre la mesa un orden del día que incluye mociones con tanto cebo simbólico como la relativa al cese de los gerentes de Turismo Costa del Sol o la eliminación de la partida presupuestaria para el fomento de la tauromaquia. Sin dejar de lado, por supuesto, la polémica sobre la piscina del portavoz del PSOE, Francisco Conejo, que ayer volvió a entrar en escena. Con la inevitable sensación de que lo vivido se repetirá de aquí en adelante porque unas nuevas elecciones generales parecen ya un compromiso insoslayable y éstas exigen discursos de carácter ambivalente.

De entrada, el pleno se cerró con una decisión unánime de peso aprobada por el equipo de gobierno y la oposición: iniciar un procedimiento para la modificación de los estatutos de Turismo Costa del Sol que incluya la posibilidad de prescindir del cargo de gerente adjunto, desempeñado actualmente por Ángel Castilla. Para llegar a este punto hizo falta una enmienda de Ciudadanos planteada a la moción presentada por el PSOE, y que pedía la destitución tanto del gerente como la del gerente adjunto en Turismo Costa del Sol, empresa de promoción turística vinculada a la Diputación.

Un debate que se produjo a raíz del polémico concurso público para regularizar estos cargos en la empresa y que se tradujo en una serie de excesos verbales protagonizados por el propio Conejo y el vicepresidente de la institución, Francisco Salado, con acusaciones de «enchufismo» del portavoz socialista hacia el equipo de gobierno incluidas. «Como saben, la semana pasada tuvimos la anormalidad de que se convocara un concurso público para el gerente y gerente adjunto, sin que se informara a los consejeros que integramos Turismo Costa del Sol», recordó Conejo, pidiendo, incluso, la dimisión del presidente de la Diputación, Elías Bendodo, después de reprocharle su actitud al frente de la empresa vinculada. Salado, por su parte, pidió disculpas por el procedimiento y la falta de información, pero aseguró que no existe ilegalidad alguna, a la vez que acusó a Conejo de haber tramado una especie de emboscada y persecución personal contra Arturo Bernal y Ángel Castilla -gerente y gerente adjunto en la actualidad-, asegurando que han sido ellos los que «han sacado a Turismo y Costa del Sol de la quiebra».

Traje a medida y reparos. Conejo, preocupado especialmente por conservar la pureza del anterior equipo de gobierno socialista, insistió en su severo rapapolvo hacia Bendodo, al que, ante la incredulidad del mismo, incluso acusó de promover varios expedientes de regulación de empleo en la empresa turística. «Es usted el campeón de los despidos y de los ERE en la Diputación», llegó a decir. Cuando el portavoz de Ciudadanos, Gonzalo Sichar, aseguró que su dimisión como vicepresidente se debía al oscurantismo que ha rodeado todo este proceso, Conejo se lo tomó como un compromiso definitivo para acercar posturas entre ambos partidos.

Sobre otro asunto polémico, los 1.516 expedientes de reparo en 2015 que dio a conocer el interventor de la Diputación, la portavoz del PP, Francisca Caracuel, aseguró que muchos de estos se debían a «fallos de forma» y recordó que en 2010, con el PSOE al frente, «se presentaron unos 2.500 reparos por parte del interventor».