­Los dos británicos sospechosos de la desaparición de Agnese Klavina no han hecho frente a la fianza de responsabilidad civil de 300.000 euros que el juez exigió a cada uno el pasado martes después de negarse a declarar. Fuentes judiciales han confirmado a este periódico que, dos días después de cumplirse el plazo de veinticuatro horas que se les ofreció para abonar dichas cantidades como garantía de cara al juicio, en el Juzgado de Instrucción número 5 de Marbella no constaba pago alguno, por lo que el siguiente paso será que el instructor ordene investigar los bienes de cada uno de ellos y después embargarlos para cubrir esa cantidad o parte de ella.

Mientras tanto, Westley Capper, que es hijo de un conocido multimillonario, y su amigo Craig Porter se encuentran en libertad con la obligación de presentarse en el juzgado dos veces al mes. Ambos han sido procesados formalmente por un presunto delito de detención ilegal agravada. Inicialmente fueron imputados por homicidio y detención ilegal -los investigadores dan por muerta a la joven y consideran que no se fue voluntariamente con ellos-, pero la ausencia de cadáver y de confesiones han llevado al juez a decantarse por el artículo 166 del Código Penal. Este castiga con penas de entre 10 y 15 años a quienes no responden del paradero de la víctima y de 15 a 20 años a los que lo hacen con intención de atentar contra la libertad o la indemnidad sexual de la víctima, o hubiera actuado posteriormente con esa finalidad.

Los investigadores sospechan desde el principio que los dos británicos tuvieron algo o mucho que ver en la desaparición de la joven letona y que, por tanto, no han declarado todo lo que saben.

Uno de los indicios más importantes es el video de una cámara de seguridad de Aqwa Mist, la discoteca en la que Agnese apuró la madrugada de aquel sábado a pesar de que su pandilla se había marchado. Fuentes cercanas al caso insisten en que las imágenes muestran a los dos amigos introduciendo en el coche de Capper a Agnese, que aparenta haber bebido mucho, con la ayuda de un empleado del local que inicialmente también fue imputado. Si bien es cierto que la escena no muestra violencia, en un último momento ella abre la puerta para salir del vehículo y ellos la cierran para impedírselo. Ellos lo negaron cuando fueron interrogados por la policía. Capper, dueño del Mercedes, aseguró que dejó a la chica minutos después en una carretera cercana, mientras que su amigo dijo no recordar nada porque se quedó dormido en la parte trasera del Mercedes.

La maleta y la embarcación

Días después, otra cámara del puerto de la Duquesa grabó a varios hombres tirando de una gran maleta que subieron a una lancha de la familia de Capper antes de zarpar mar adentro. La embarcación fue finalmente localizada en un puerto de Murcia por la Policía Nacional, cuyos agentes analizaron la trayectoria que quedó registrada en el GPS y los restos biológicos encontrados a bordo. Éstos, como los hallados en el coche, no han aportado resultados relevantes a los investigadores, que al igual que la familia piensan que Agnese murió de forma violenta y que posteriormente su cuerpo fue arrojado al mar.