El Convento de San Andrés ya tiene comprometido dinero y proyecto para comenzar su rehabilitación. Tras años de abandono y del derribo a traición de parte del antiguo refectorio, que fue frenado de urgencia por Urbanismo tras las denuncias vecinales, este edificio histórico recuperará su actividad y presencia en El Perchel, donde ha sido un referente durante años. Sin embargo, los trabajos llegan algo tarde para la mayor parte del inmueble, de cuya estructura original del siglo XVI se conservan poco elementos. Aún así, un paseo por su interior permite descubrir algunos pequeños secretos que desentrañan también la historia de El Perchel. Construido en las afueras de la ciudad, en lo que eran los arrabales nazaríes de El Attabanin, el Convento de San Andrés fue la sede de los Carmelitas en Málaga.

La recuperación de Convento de San Andrés será una realidad a partir de este verano, después de que el Ayuntamiento de Málaga haya sacado a concurso la primera fase de este proyecto, que permitirá invertir 1,2 millones de euros, como ya adelantó La Opinión de Málaga. Los trabajos podrán comenzar este verano sobre unos 700 metros cuadrados de un conjunto de 3.200 metros cuadrados. Esta actuación, que tendrá una duración de un año, permitirá habilitar una sede para la Fundación del Carnaval y la Asociación Torrijos. Esta primera fase de obras cuenta con una financiación de unos 658.000 euros de Gobierno, a cargo del 1,5% del presupuesto que dedica el Ministerio de Fomento a recuperar el patrimonio histórico. Queda pendiente una segunda fase, cuyo proyecto se está redactando ahora, que completará la recuperación del conjunto y que estará terminada en verano. El presupuesto de proyecto rondará los 3 millones de euros.

La austeridad de vida de esta orden se apreciaba en la estructura del propio convento. Todavía se puede ver el claustro, que conserva elementos originales de una arquitectura simple y sin elementos decorativos. Precisamente en ese claustro hay un pozo que utilizaban los monjes y que ha sido delimitado con ladrillos para evitar accidentes. Mirando a su interior, se aprecia todo el revestimiento de piedra en el pozo, que sigue teniendo agua y que sirvió para dar agua corriente a todo el barrio.

Sí incluía el llamado torreón defensivo de Fonseca, que ayudaba a la seguridad del convento y cerraba los muros exteriores de los arrabales de la ciudad. Se han rastreado los cimientos, situados en el extremo sur del convento.

Un paseo por el interior del Convento de San Andrés permite descubrir hasta qué punto ha sido maltratado el edificio histórico. Las paredes de las dependencias situadas en la zona sur, que se rehabilitarán en una segunda fase de la que se está redactando el proyecto, están todavía en parte revestidas con varias capas de escayola y otros materiales. Son los restos de las antiguas cámaras de almacenaje de comida del Mercado del Carmen que había en este edificio hasta los años 80 y 90. También fue usado como taller de coches, con entrada por la calle Eslava. Aunque esa actividad pueda parecer agresiva con el edificio, las cubiertas y gran parte de la estructura desaparecida se conservaron hasta hace menos de 20 años, cuando cayeron por el abandono.

El antiguo refectorio del convento, original del siglo XVI, permanece a duras penas. La mitad fue destruida hace menos de una década por un antiguo propietario. Ahora se quiere recuperar esta dependencia, donde el general Torrijos pasó sus últimas horas antes de ser fusilado en la playa de San Andrés junto a sus compañeros. De hecho, esas dependencias, que serán rehabilitadas ahora con 1,2 millones de euros, acogerán la sede de la Asociación Histórico-Cultural Torrijos 1831.

Las antiguas vigas de madera que sostenían la cubierta se pueden apreciar todavía en varias dependencias interiores, aunque en un estado de conservación que hacen imposible mantenerlas en la rehabilitación prevista.