­Una denuncia presentada el año pasado en Málaga por una víctima de explotación sexual ha permitido desarticular una organización que obligaba a prostituirse a más de 50 mujeres, algunas de ellas menores de edad. La mujer contó entonces cómo había sido capada en su país y llevada a España para ser obligada a ejercer la prostitución y así pagar la deuda contraída por los gastos del viaje. Con este hilo, la Policía Nacional ha logrado detener ahora a 30 personas en Torrevieja y Orihuela (Alicante), Cartagena (Murcia), Alcalá de Henares (Madrid) y Valencia, 18 de las cuales ya han ingresado en prisión.

Según informó ayer la Dirección General de la Policía, los agentes han liberado a 18 víctimas que eran obligadas a prostituirse durante más de doce horas al día en Torrevieja, donde se encontraba asentada la red que, a su vez, era dirigida desde Ceuta, en cuya frontera también han liberado a una menor embarazada mientras que otra víctima fue rescatada en Guadalajara. La versión policial añade que las dos organizaciones se distribuían las zonas en las que colocaban a las víctimas y pactaban los precios con el fin de controlar todo el negocio y evitar posibles competidores, «actuando como auténticos cárteles». Buena parte de los beneficios obtenidos de la explotación de las mujeres se enviaban clandestinamente a Nigeria y la policía ha detectado que manejaban enormes cantidades de dinero con movimientos de más de un millón de euros.

Una parte del dinero enviado a Nigeria era, añade la DGP, distribuido entre responsables de las organizaciones y la otra destinada a la financiación de nuevas operaciones de trata y explotación de mujeres. La denuncia en Málaga permitió localizar a una mujer de origen nigeriano que tenía a su cargo a varias compatriotas. La mujer se relacionaba con un gran número de personas de la misma nacionalidad y la investigación reveló que formaban parte de un entramado criminal dividido a su vez en dos organizaciones dedicadas a la explotación sexual de mujeres y liderada por cinco mujeres.

Cada una de ellas controlaba a su propio grupo en el ejercicio de la prostitución, compartiendo incluso a algunas víctimas. En el momento de las detenciones, una de ellas, que residía habitualmente en Reino Unido, se encontraba en Torrevieja en una caravana con la finalidad de controlar a una de sus víctimas, de 16 años, a la que había convencido para que se fugase de su familia de adopción con la que vivía en Francia. Las víctimas eran obligadas a ejercer la prostitución en la calle todos los días desde las siete de la tarde hasta primera hora de la madrugada del día siguiente y no podían regresar al domicilio en el que vivían con los tratantes hasta que les dieran permiso.