­Daniel Ureña es uno de los expertos en comunicación política más importantes del mundo. Socio y director general de la firma de asuntos públicos y relaciones gubernamentales Mas Consulting Group y presidente del think thank The Hispanic Council, está especializado en las relaciones entre Estados Unidos y España y entre sus clientes se encuentran políticos y empresarios de primera fila tanto españoles como extranjeros. Observador excepcional de la realidad política, sus análisis suelen ser tenidos muy en cuenta en foros académicos, sociológicos y periodísticos.

Además, Ureña es profesor de la Universidad Pontificia de Comillas, donde dirige la reputada Aula de Liderazgo Público, da clases en el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y la Escuela de Práctica de Comunicación Política del instituto Atlántico de Gobierno.

Conferenciante y consultor demandado, ha asesorado sobre comunicación, asuntos públicos y relaciones gubernamentales a directivos de grandes compañías . En esta entrevista, Ureña analiza tanto la actual carrera por la Presidencia de los Estados Unidos como la situación que se vive en España tras las generales y la convocatoria de nuevos comicios. Ayer estuvo en Málaga donde impartió una conferencia en la sede de la Asociación de la Prensa.

Donald Trump se ha quedado solo en la carrera por la Presidencia de Estados Unidos en la orilla del Partido Republicano, pese a la oposición del establishment del partido de Abraham Lincoln. ¿Cómo puede una persona con ese perfil conectar con el alma profunda de América y tener opciones?

La candidatura de Trump empezó el pasado mes de junio como una broma y se ha convertido en una pesadilla para el Partido Republicano. Trump ha sabido conectar con el descontento de buena parte de la sociedad americana hacia las élites políticas. Además, su buen manejo de los medios de comunicación ha sido una parte esencial de su éxito.

¿Qué opina de la presumible candidata demócrata, Hillary Clinton? Los analistas dicen que estamos en el periodo de rechazo de las élites y ella pertenece, sin ninguna duda, a la cúpula social, económica y política estadounidense...

Hillary Clinton es una excelente política, con una gran trayectoria y mucha experiencia, pero al mismo tiempo es un personaje que genera mucha polarización en EEUU. Su campaña se ha encontrado con un duro escollo con la candidatura de Bernie Sanders.

Bajando a España, tras las últimas elecciones generales hemos asistido a la incapacidad de los viejos y los nuevos partidos para consensuar un Gobierno. ¿Qué ha ocurrido?

Ha sido un gran fracaso de la clase política, en un momento en el que había un gran descrédito hacia ellos, por lo que han desaprovechado una gran oportunidad. No han estado a la altura de lo que los ciudadanos esperaban de ellos, ya que han antepuesto sus intereses particulares a los intereses nacionales.

¿Cree usted que, después de este fracaso, partidos como el PSOE y el PP tendrían que haber cambiado de cabeza de cartel de cara a los comicios generales?

Afortunadamente es una decisión que no me corresponde, pero entiendo que no es una decisión fácil de tomar. Quiero entender que ambos partidos han considerado que son los más apropiados.

Ciudadanos y Podemos han emergido como partidos con posibilidades de Gobierno. ¿Son más de lo mismo o su relato es otro?

En el caso de Podemos tenemos un partido con una puesta en escena y unas formas innovadoras y nuevas en España, pero sus ideas son tremendamente viejas. En el caso de Ciudadanos también tienen un nuevo estilo de comunicación, pero en el fondo apelan a conceptos universales en política: el cambio, la regeneración, la ilusión, etcétera...

¿Por qué fracasó el pacto del PSOE y Ciudadanos?

En primer lugar porque la aritmética no era suficiente, lo que ya hacía que este pacto naciera herido de muerte. En otras zonas de España estamos viendo que sí es posible este acuerdo, tal y como sucede en Andalucía.

¿Qué escenario postelectoral prevé?

La situación es tan excepcional que es difícil hacer predicciones. Lo que sí está claro es que los españoles van a tener la oportunidad de castigar o premiar el comportamiento de los diferentes partidos durante los últimos meses. Y en ese contexto muchos dejarán de ir a votar.

Los españoles consideran que sus políticos no saben, no quieren o no pueden dialogar. ¿Qué nos falta?

Creo que nos falta ser capaces de anteponer los intereses generales a los intereses particulares. Winston Churchill tenía una frase magnífica que decía que «los dirigentes políticos toman decisiones pensando en las próximas elecciones, mientras que los grandes líderes las toman pensando en las próximas generaciones». Creo que plasma muy bien lo que pasa en España.

La aparición en la escena pública de los nuevos partidos proviene de la politización de la sociedad, algo que es positivo, según muchos analistas, pero al mismo tiempo parece que ha crecido la crispación...

Estamos en un momento de gran descrédito de la política a nivel global. Tenemos nuevos problemas y nuevos desafíos a los que el poder, entendido en su sentido más amplio, no está siendo capaz de ofrecer soluciones, por lo que por ello están surgiendo nuevas opciones y nuevos actores. La política interesa cada vez más a la gente, ya que las decisiones políticas afectan a muchos aspectos de nuestra vida cotidiana..

¿Por qué no termina la presidenta de la Junta de Andalucía y del PSOE andaluz, Susana Díaz, de dar el salto a la política nacional? Y, si lo da, ¿cree usted que podrá hacerlo con garantías de éxito?

Todavía es joven y creo que está esperando su momento. Además, el PSOE a nivel nacional se juega mucho en las próximas elecciones. Creo que puede ser una cuestión de tiempo y si Pedro Sánchez no sale bien parado del 26-J se le podrían abrir las puertas para su entrada en la escena nacional.

¿Cómo analiza su pacto con Ciudadanos en Andalucía, lo que le está permitiendo gobernar?

Me parece muy sano que partidos diferentes puedan llegar a acuerdos. El nuevo escenario político en España hace que sea imprescindible este tipo de acuerdos.

¿Quién es para usted, como experto en la materia, el candidato mejor asesorado?

Creo que hay muchos que están bien asesorados, pero también los hay que se ve que no tienen buenos asesores...

¿Y quién es el que más conecta con la gente?

Hay una nueva hornada de políticos como Cristina Cifuentes, Pablo Casado, Albert Rivera o el propio Pablo Iglesias que son excelentes comunicadores y muy hábiles a la hora de gestionar su imagen en los medios.

Podemos e Izquierda Unida asisten a las próximas elecciones generales del 26-J en coalición y muchos analistas ya predicen un sorpasso al PSOE. ¿Qué reflexión hace al respecto?

Nuestro sistema electoral hace que la coalición pueda reportarle unos mejores resultados. Es evidente que comparten las mismas ideas y la misma visión de la sociedad, por lo que no sorprende que puedan ir en coalición. Está claro que su objetivo es arrebatarle al PSOE la hegemonia de la izquierda y ser la alternativa al PP. En caso de que lo consigan supondría un mazazo para el PSOE.

Hay quien pide unos pactos de la Moncloa en el siglo XXI. ¿Estamos a la altura de quienes hicieron la Transición enfrentándose a situaciones tremendamente difíciles?

Son tiempos diferentes, con desafíos diferentes, pero sí es verdad que se echa de menos la capacidad de renunciar para alcanzar consenso y diálogo. La generosidad es necesaria también en política.

Pese a la sucesión de casos de corrupción, la gente sigue votando igual que siempre, parece que lo que ocurre no tiene eco en el depósito del sufragio en la urna. ¿Por qué cala tan poco en la ciudadanía este problema?

Creo que la corrupción, en general, sí está afectando a sus autores. De hecho, la irrupción de los llamados nuevos partidos tiene que ver con que mucha gente harta de la corrupción ha cambiado su voto. Por desgracia, la corrupción hace un gran daño a todos los políticos, que en su mayoría son honestos.