Los puertos deportivos malagueños, que presentan un oferta conjunta de más de 4.500 atraques, aspiran a alcanzar este año una ocupación media de casi el 90% y continuar con la senda de clara recuperación ya iniciada el pasado 2015, cuando se rozó el 85% -el mejor dato desde el inicio de la crisis- y se comenzó a percibir el retorno de muchos de los clientes perdidos durante los años de recesión. La asociación Marinas de Andalucía, que engloba a siete de los nueve puertos privados de la provincia, afirma que los datos de reservas y contratos del primer trimestre de 2016, así como las buenas impresiones detectadas en los principales salones del segmento -Londres, París y Düsseldorf-, invitan a pensar en que las cifras de ocupación de los puertos malagueños podría aumentar hasta en cuatro puntos porcentuales en el presente ejercicio.

«De momento todos son expectativas e ilusiones porque la temporada alta no ha arrancado todavía pero las cifras previas y las impresiones que manejamos son buenas. Pensamos que vamos a consolidar el crecimiento de 2015 y que incluso aumentaremos el nivel de ocupación a cerca del 90%», afirmó ayer el presidente de Marinas de Andalucía, José Carlos Martín. La época álgida de los puertos deportivos se inicia en el mes de junio y se prolonga hasta el mes de octubre.

Martín señaló que, de cumplirse los objetivos para este 2016, el sector se movería ya en unos niveles de ocupación «muy satisfactorios» y ratificaría que los peores momentos estarían quedando atrás. Hasta la llegada de la recesión, los puertos deportivos vivieron años de verdadero esplendor con ejercicios como el del 2007, donde en la Costa del Sol se colgó el cartel de «completo». Sin embargo, la crisis trajo un desplome que redujo la ocupación media durante varios años (entre 2009 y 2012) al entorno del 50%. Sólo a partir de 2013 comenzó a subir de nuevo tímidamente aunque no fue hasta este pasado 2015 cuando hubo un repunte más sensible.

Alza de clientes. Martín recordó que la mejora del sector en el último ejercicio respondió tanto a un aumento de clientes de base (los que tienen atracadas permanentemente sus embarcaciones en los puertos) como a un mayor flujo de los viajeros en tránsito (que son los que pasan unos días en esos puertos de viaje a otros destinos). Se espera ahora que esa dinámica, según lo que se viene detectando en estos últimos tiempos, tenga su continuidad en este 2016.

«Respecto a los clientes de base, lo que se percibe es el retorno de clientes que durante los años de crisis mantuvieron sus embarcaciones guardadas en tierra, por ejemplo en garajes, o que tuvieron que venderlas. Hablamos de un perfil de personas de clase media», explicó. La reactivación también se deja notar por el aumento del volumen de combustible que se suministra en los puertos y de las actividades de reparación y mantenimiento. «Esto revela también que los propietarios no tienen los barcos parados sino que salen más a navegar con ellos», añadió Martín, también responsable del grupo empresarial Marinas del Mediterráneo, que gestiona los puertos de La Duquesa de Manilva y Estepona además de Marina del Este, en La Herradura (Granada).

En cuanto a los viajeros en tránsito, que llegan a los puertos malagueños de paso ya sea desde el Mediterráneo o el Atlántico, Martín destacó el incremento de patronos holandeses, franceses, nórdicos y también españoles.

La oferta de atraques de los puertos deportivos malagueños se reparte entre Benalmádena (1.140), Puerto Banús (915), Fuengirola (275), Estepona (447), La Duquesa (328), el puerto deportivo de Marbella (377), Cabopino (169), El Candado (280), el Club Mediterráneo (200) y los puertos públicos de Caleta de Vélez (274) y La Bajadilla (268). Normalmente, el 75% de los atraques son para clientes de base y el 25% restante para los de tránsito.