El futuro del metro se encuentra en una encrucijada que sólo puede derivar en un conflicto entre la Junta de Andalucía y la concesionaria, por un lado, y el Ayuntamiento de Málaga por el otro. Mientras los primeros advierten del peligro de no hacer el ramal del tranvía al Hospital Civil, del que depende el equilibrio financiero de toda la red; el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, se encierra en la defensa de un proyecto como el metrobús que ya ha sido rechazado por ambas partes. En todo caso, De la Torre lo tiene claro y sabe que el metrobús se podrá hacer o no, pero el tranvía no se ejecutará en ningún caso. Al menos por lo que al Ayuntamiento respecta.

La indiferencia municipal al aviso lanzado ayer por la mañana por el consejo de administración de Metro de Málaga sobre las consecuencias de no hacer el tranvía, deja a la Consejería de Fomento y a las empresas que gestionan el metro al pie del conflicto directo con el Ayuntamiento. Éste, por su parte, sigue apostando por el metrobús y, como aseguró ayer tarde el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, reclaman un informe técnico que justifique el rechazo a esta alternativa. Eso sí, todavía no cuentan con un proyecto constructivo redactado que detalle el coste, plazos y afecciones de este autobús con plataforma reservada.

El presidente de la concesionaria, Javier Pérez Fortea, dibujó un panorama poco halagüeño para el futuro del metro si no se ejecuta el tranvía. La imposibilidad de no cumplir con la previsión de ingresos, al caer los usuarios por debajo de los 18 millones al año, pone en riesgo la devolución del crédito de 326 millones de euros al Banco Europeo de Inversiones (BEI) y dispararía los gastos de explotación, que se traducirían en mayor coste para las administraciones (Junta y Ayuntamiento).

Pérez Fortea insistió en el rechazo del metrobús que defiende el Ayuntamiento. Para ello argumentó la imposibilidad de desgajar la gestión del metro, ya que el autobús en plataforma reservada lo gestionaría la EMT. Además, puso de relieve la existencia de numerosas dudas técnicas, por la falta de información presentada en las dos reuniones mantenidas con el Ayuntamiento de Málaga.

Ante este panorama, el presidente del consejo de administración reclamó a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento «un esfuerzo de entendimiento» que conlleve «el fiel cumplimiento» del protocolo que ambas administraciones firmaron en noviembre de 2013 y en el que se recogía el trazado en superficie hacia el Hospital Civil.

Pérez Fortea aseguró estar dispuesto a mediar para lograr una solución negociada, pero teniendo en cuenta que el tranvía «es la opción adecuada».

«La solución propuesta es la que de verdad da servicio a los ciudadanos de Málaga», afirmó el presidente del consejo de administración, quien aseguró que «ya no hay tiempo material» para buscar alternativas al tranvía, que insiste en poner como mejor opción.

«Habrá decisiones que tomar». El presidente de Metro de Málaga adelantó que la Consejería de Fomento está analizando la situación jurídica y financiera del proyecto ante la negativa municipal de apoyar lo que firmó en 2013 y aseguró que «en un tiempo no muy lejano, habrá decisiones que tomar».

Sobre el metrobús, Pérez Fortea insistió en que esta propuesta municipal «no es aceptable para el proyecto aprobado en los términos que han sido suscritos por la concesión». «Los sistemas de transporte públicos han de ser complementarios y basados en la interoperabilidad, pero no deben confundirse en sus sistemas de gestión, que son claramente diferenciados», aseveró el presidente de la concesionaria, quien recordó que el contrato de la concesión prohíbe compartir la gestión de la red y que el autobús BRT «no supone una mejora para el servicio».

De la Torre entierra el tranvía. El rechazo vecinal a la construcción del tranvía es motivo más que suficiente para el alcalde de Málaga para frenar este proyecto y descartarlo. Independientemente de qué pase con el metrobús, De la Torre considera que es un trazado que nace muerto por la falta de consenso y que sólo se podrá ejecutar si se hace bajo tierra.

El alcalde de Málaga sigue aferrado al metrobús como gran opción para cumplir con la exigencia de viajeros que requiere el equilibrio financiero del metro e ignora las repetidas negativas de la Consejería de Fomento y de la concesionaria a este proyecto. De hecho, insiste en que, mientras no tenga un informe técnico que justifique «con datos» este rechazo, considera que es viable y se muestra convencido de sus bondades.

El regidor reclamó ayer a reunión de la Comisión Mixta de Seguimiento del Metro para abordar la situación de la red, pero siempre que antes se haya contestado técnicamente a la propuesta del metrobús, de la que todavía no hay un proyecto con presupuesto cerrado.

Su discurso intentó quitar hierro a la oposición de la concesionaria, deslizando que el 25% de las acciones de Metro de Málaga son de la Junta de Andalucía, que tiene representación en el consejo de administración que aprobó el escrito que rechaza el metrobús y advierte de las consecuencias. «El rechazo de la concesionaria no tiene fundamento, trata de aumentar la presión y aumentar la preocupación por este tema, pero no tiene sentido», aclaró De la Torre.

La defensa del metrobús la articuló en su menor coste (reconoció que no está cerrado), menor impacto en la EMT (que gestionaría esta línea y no afectaría al empleo) y la aceptación vecinal (aunque afirma que no se ha presentado). De la Torre ignoró así la advertencia de los concesionarios. Ahora, ese informe técnico es la baza del Ayuntamiento para mantener abierto este frente.

Sin embargo, fuentes de la Consejería de Fomento recuerdan que se mantuvieron dos reuniones con el Ayuntamiento para abordar esta alternativa, el 11 y el 21 de abril. La segunda tuvo un carácter eminentemente técnico, al no haber políticos presentes y abordarse el estudio aportado por el Ayuntamiento. Al término de ese encuentro se constató que el metrobús «era inviable», según las fuentes de la Consejería, que señalan que desde esa fecha no han recibido más documentación.

Ahora le toca a la Junta de Andalucía mover ficha y anunciar qué pasará con el metro.