­Marina Tirado, responsable de la UGC de Rehabilitación del Hospital Regional, piensa que la divulgación de los conocimientos es tan importante como su propia actualización. Lo que justifica su cargo como presidenta del Comité Organizador del Congreso Nacional de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), que desde ayer y hasta el sábado, reúne en la ciudad a cerca de 700 expertos.

Aunque la rehabilitación es una especialidad muy transversal, ¿cuáles son las líneas centrales del congreso?

Hay áreas obligatorias porque representan un volumen muy grande de pacientes, como puede ser la rehabilitación neurológica (donde se incluyen personas que han sufrido un ictus o una lesión medular, por ejemplo); el dolor ; la biomecánica (un área que en este momento está teniendo un gran desarrollo y que engloba la robótica, la realidad virtual, los exoesqueletos para personas que no pueden andar o las manos biónicas); la rehabilitación infantil, y la rehabilitación cardiaca y respiratoria. Por último, un área que está surgiendo con mucha potencia, la rehabilitación en pacientes oncológicos. Personas que tienen consecuencias funcionales tras recibir tratamientos para controlar el cáncer. Nos parecía importante tratarlo en el congreso porque estamos viendo que cada vez son más los que sobreviven a esta enfermedad y necesitan de nuestra ayuda. Y, salvo en EEUU, no hay programas específicos, es decir, que no hay una respuesta organizada que coordine a los profesionales que intervenimos en la recuperación de estos pacientes.

¿Es quizás la biomecánica el futuro?

Sí. La tecnología aplicada al campo de la rehabilitación, que conducirá previsiblemente a que la autonomía de los pacientes que actualmente son severamente discapacitados sea mucho menor. Lo que supone un menor coste para las personas y para la sociedad. Hay dos cursos de biomecánica donde se van a tratar los proyectos que se están llevando a cabo por médicos rehabilitadores, en colaboración con equipos de ingeniería, entre otros, con las técnicas más innovadoras y que son el futuro.

Y en cuanto a la evolución de las áreas en los hospitales malagueños, ¿se han adaptado bien al progreso de la especialidad?

En Carlos Haya y el Clínico tenemos una historia muy larga en rehabilitación pero muy anónima. Ha sido muy desconocida aunque en los últimos once años hemos despegado mucho. Cada vez estamos trabajando mejor, en la atención a la neurorehabilitación hemos dado un salto de gigante. Partíamos de una situación muy deficitaria, tanto en infraestructuras como en puesta en marcha de programas, y ahora tenemos una unidad de daño cerebral con unos estándares bastante buenos. Hemos creado un grupo que trabaja muy bien en equipo y unos programas innovadores con musicoterapia o filmografía. A pesar de ello seguimos teniendo mucha falta de equipamiento específico. No tenemos un robot de asistencia para la marcha o un laboratorio para su estudio, por ejemplo. También funciona muy bien la rehabilitación cardiaca y respiratoria, en eso tiene mucha más experiencia el Clínico. Y ahora estamos trabajando mucho con atención primaria porque el 60% de la actividad en nuestras consultas es derivada de los centros de salud, normalmente por dolor.

El servicio cada vez está siendo más demandado...

Estamos comprobando como una gran cantidad de dolencias tienen una supervivencia mayor, por lo que el porcentaje de personas con secuelas por estas enfermedades aumenta y, consecuentemente, el número de los que van a necesitar de nuestros servicios. Cada vez vamos a ser una especialidad más importante por el envejecimiento activo y por el crecimiento que ha experimentando la superación de muchísimas enfermedades. Por tanto, cada vez vamos a ser más visibles y más necesarios en la vida de las personas. Pero, hay que tener en cuenta que, en muchos aspectos, nuestra especialidad requiere una participación activa de los pacientes.