No habrá sido el primer matrimonio de conveniencia que surja tras brindar con unos botellines de cerveza malagueña. Cuando se anunció la fusión entre Podemos e IU, con sus dos líderes escenificando un acuerdo que puede ser la antesala a un giro sin precedentes en el reparto de votos ubicados en el espectro ideológico de la izquierda, lo hicieron con la intención de presentar un alianza paritaria y salomónica. A poco que uno le haya echado manos a la endiablada hemeroteca, especialmente a aquella que se encargaba de nutrir Pablo Iglesias siempre cuando hablaba de no repetir los mismos errores que había cometido la izquierda en el pasado, refiriéndose con ello a IU como a un partido de segundones, se dará cuenta que es algo que se cae por el propio peso que guardan las palabras vertidas. En ese estudio de campo que hacía Iglesias de la situación, eso de enarbolar con rigidez obrera la bandera republicana y lanzarse a las calles, era algo pasado de moda. Algo que sólo te conducía directamente a recoger las pocas migajas que dejaba el PSOE por el camino.

Con la decisión de abrazarse ahora a IU, Podemos cambia de forma radical su estrategia y abandona lo que hasta ahora ha sido, y en eso coinciden todos los analistas, una de las claves de su fulgurante ascenso hasta el momento: el haber sabido patrimonializar la lucha de los de arriba contra los de abajo para salirse del tradicional eje ideológico que hasta ahora dividía la política entre izquierdas y derechas. Una decisión que sugiere incongruencias en el seno de Podemos en Málaga, donde su principal abanderado, Alberto Montero, muy cercano a Iñigo Errejón, ha sido, y lo sigue siendo en la intimidad, uno de los principales valedores de esa concepción de partido aglutinador que se ha enterrado definitivamente.

Situación en Málaga. Montero, que será quien encabece a la nueva coalición en la provincia y que, a día de hoy, presenta aún más dudas que certezas, ha defendido siempre una cosa elemental: que a Podemos no le interesaba una repetición de las elecciones, y que hubiera sido preferible una abstención para dejar que gobernara Pedro Sánchez en minoría. Un año, dos años...el tiempo suficiente para que los diputados de Podemos se hagan con los mecanismos internos del Congreso de los Diputados porque, cabe recordar, todos ellos estrenaron su escaño por primera vez y la experiencia es un grado también en la Cámara Baja. Una situación en la que Montero y los demás diputados morados alineados con las tesis de Errejón se hubieran encontrado cómodos. Seguir cogiendo experiencia y desgastar al mismo tiempo al PSOE y seguir agrandándose por el flanco del voto socialista. La situación en Málaga resulta difícil de encajar si se atiende a razones que no sean puramente electoralistas. Al igual que aquella maldición de esos personajes literarios que saben que viajan hacia un destino fatal, Montero auguraba meses atrás el mismo camino para el partido que ahora forma parte de la coalición electoral que será liderado por él. En una entrevista a este periódico, y preguntado por el entonces fallido intento de aliarse con la formación que lidera Alberto Garzón, contestó de la siguiente manera: «Alberto Garzón hubiera enriquecido muchísimo las listas de Podemos. Pero Alberto Garzón, parte de Izquierda Unida no».

Lista de encaje. El estado de la cuestión en la lista resultante en Málaga es el siguiente: a falta de conocer todos sus integrantes, la polémica ya está servida porque finalmente IU no ha podido colocar a Francisco Guzmán en posiciones de salida como habría sido la intención inicial. Guzmán lideró a IU en las pasadas elecciones y sucumbe de esta manera a la presión de Podemos para colocar de nuevo a Montero como número uno. Teniendo en cuenta que las listas son cremallera y que el número tres sería para alguien de Podemos, Guzmán quedaría relegado al número cuatro en el mejor de los casos. Mientras tanto, se ha abierto la veda en IU para buscarle dueño al número dos de la lista conjunta, y que asegura a todas luces un billete directo hacia el Congreso. La lista de candidatas es reducida y por mucho que se haga referencia al amplio abanico de militantes con capacidad para ser futuras diputadas, Antonia Morillas y Amanda Meyer aparecen como las mejores situadas para secundar al profesor de Economía de la UMA. En el caso de que fuera finalmente Morillas la elegida, ambos volverían a verse de nuevo por el camino después de haber sido ya compañeros de filas cuando Montero aún militaba en IU. Otra de las novedades de esta lista, es que ésta contará con toda seguridad con la presencia de algún candidato independiente de Málaga Ahora. La clave está en saber si podría ocupar el número tres en la lista. En el caso de unos resultados electorales favorables, La Invisible podría estar así a las puertas de hacer su entrada en el Congreso y darle un giro de tuerca más en esa muda desde la cuasi clandestinidad de la calle Nosquera a las instituciones del país.

Meritocracia. Ser el mejor preparado no siempre es garantía de éxito. En Inglaterra, se acaba de ganar una liga de fútbol porque los equipos con las mejores aptitudes han fallado y en el PP de Málaga está a punto de suceder algo similar en el sentido de que Carolina España pueda convertirse en la próximo número uno para el 26-J por mero descarte. Después de José María García Urbano, a Bendodo se le han ido cayendo en las últimas semanas varios de sus candidatos preferidos para suceder al alcalde de Estepona, como han sido Manuel Barón y el propio Francisco de la Torre. Cuando Esperanza Oña está cómoda con su cargo como vicepresidenta segunda del Parlamento Andaluz, España puede llegar en esta ocasión al abrevadero electoral como la primera ante una dilución evidente de hipotéticos competidores.

Lío en Ciudadanos. Una cosa es la teoría y otra bien distinta es la forma de llevarla a cabo. Gabriel de Pablo, número tres en las pasadas elecciones, ya se veía haciendo las maletas después de la renuncia de José Calle de repetir como número dos. Pero la relación de puestos sufrirá variaciones porque no se utilizará como horma el resultado de las últimas primarias. La dirección nacional del partido ya ha abierto una ronda de entrevistas para buscar un sustituto a Calle. Guillermo Díaz, actualmente técnico en la Diputación, es una apuesta segura.

Relevo de nombres

El efecto dominó provocado por el nuevo giro en la carrera política de la antigua delegada de Salud de la Junta en Málaga, Begoña Tundidor, que ahora ocupa el número dos en las listas del PSOE al Congreso, ha desembocado en una cascada de nuevos nombramientos entre los socialistas. Tundidor ha sido sustituida por la diputada Ana Isabel González, cuya vacante en la institución provincial ha sido cubierta a su vez por el portavoz del PSOE en Mijas, José Antonio González. Tundidor deja su cargo sin cumplir el año al frente y con el Hospital del Guadalhorce sin inaugurar.