Podría pensarse que los grabados botánicos de las plantas clasificadas por Linneo o las ilustraciones de nuevas especies de animales de las sociedades científicas británicas del XVIII y XIX pertenecen al pasado. Y sin embargo, en plena era digital e imperio de la imagen, «la ilustración científica está viviendo su momento más dulce porque los científicos necesitan dar su voz por medios visuales», cuenta la asturiana afincada en Málaga Vanessa González Ortiz (Gijón, 1983)

Todo comenzó con los documentales del comandante Cousteau y la vecindad con el Cantábrico: «Desde pequeña he vivido al lado del mar y eso ha sido un amor desde cría», confiesa. Por ese motivo decidió estudiar Ciencias del Mar en la Universidad de Cádiz y doctorarse con una tesis sobre las praderas marinas. Pero fue durante el doctorado -cuando tuvo que realizar dibujos, póster e impartir charlas- cuando pensó en convertirse en ilustradora científica: «Me daba cuenta de que en Ciencias hace falta mucha falta la comunicación visual, a los científicos nos cuesta mucho trasladar no sólo lo que hacemos a la gente normal sino incluso a otros científicos».

Tras realizar varios cursos y un máster en diseño gráfico, Vanessa González lleva unos tres años como ilustradora científica y desde hace un año ya ha conseguido vivir de su trabajo. La ilustradora asturiana cuenta que empezó repartiendo folletos de su trabajo en un congreso científico en Granada y hoy recibe encargos de muchas universidades españolas, de clientes finlandeses, de Estados Unidos...

«Me llaman sobre todo profesores y también investigadores de centros no relacionados con el sector público y he hecho desde portadas de tesis, hasta ilustraciones para libros, presentaciones de power point para congresos, póster científicos, fichas de identificación de especies para que los niños las lleven al campo».

Ya sea con acuarelas o con la ayuda de programas digitales, la ilustradora se adapta al cliente y como es lógico estudia a fondos los encargos: «Aprendes un montón de cosas, normalmente el científico siempre está a tu lado y lo primero que hace es soltarte un montón de papeles con los artículos más relevantes para que los estudie», explica. Muchos de esos artículos suelen estar en inglés «porque es el idioma de la Ciencia».

En cuanto a los dibujos, ya sean ilustraciones o infografías, resalta que lo artístico no puede olvidar la precisión: «Si un bicho tiene seis escamas hay que dibujar seis, ni una más ni una menos; la precisión es muy importante así que tampoco puede haber un milímetro de más o de menos», aclara.

En la actualidad, entre los encargos que tiene entre manos ultima un trabajo sobre las algas para un libro que publicará la Universidad de Cádiz y de las últimas infografías destaca la que le encargó la Plataforma Bosque Urbano Málaga para los terrenos de Repsol, una infografía para la que ideó un mapa en panorámica para dar a conocer el proyecto de bosque en esta parcela.

Y tan importante como la ilustración son los textos que a veces acompañan sus trabajos: «Se intenta crear una exposición armoniosa en la que los textos queden bonitos y se siga la dirección de lectura de la gente».

La joven ilustradora tiene una página web (http://vgonzalezortiz.com) en la que se pueden consultar sus trabajos y un correo (info@vgonzalezortiz.com). Su próximo reto: las revistas de divulgación científica. Ilustrar la Ciencia sigue de moda.