El líder de la organización que secuestró en Armenia a tres representantes de una aceitera de Málaga y a un empresario catalán ha sido detenido en el aeropuerto de Barcelona-El Prat cuando regresaba a Españas para captar nuevas víctimas. Según la Dirección General de Policía (DGP), el arrestado ultimaba el rapto de otros cuatro empresarios vinícolas de Granada que estaban a punto de viajar para cerrar un acuerdo trampa. La organización atraía a los empresarios hasta el país del Cáucaso Sur para hacer negocios con supuestos representantes del Gobierno armenio para finalmente retenerlos hasta conseguir el pago de un rescate. Se trata de la cuarta detención en torno al caso, ya que en febrero arrestaron a otros tres miembros de la organización.

El origen de la investigación arrancó en Málaga en octubre de del año pasado, cuando los directivos de una aceitera con sede en Villanueva de Algaidas denunciaron el secuestro que tres representantes de la empresa habían sufrido en Armenia del que ya habían sido liberados. Los denunciantes aseguraron que los directivos habían viajado hasta Ereván para cerrar un contrato de exportación que nunca se firmó.

Los investigadores averiguaron que dos personas de origen español hacían de gancho presentándose como socios de financieros armenios que ofrecían un negocio de exportación. La parte central del engaño consistía en que el pago debía realizarse en una entidad armenia alegando que la legislación de ese país no permite sacar tanto dinero. Conocer el modus operandi permitió detener hace unos meses en España a tres participantes en la trama, los dos anzuelos y la persona que recogió el ingreso bancario exigido por los captores para liberar a los empresarios. Según las víctimas, fueron recogidos en el aeropuerto de Ereván en coches de alta gama y llevados hasta un hotel que supuestamente era propiedad de un familiar de los anfitriones y donde les prometieron que no tendrían que abonar la estancia. Los captores recogieron a los empresarios con la excusa de llevarles hasta el banco para formalizar la operación. La realidad fue otra. Fueron trasladados a una vivienda donde les quitaron los móviles y los ordenadores. Bajo coacciones consiguieron que realizaran gestiones para pagar lo exigido y recuperar la libertad. Cuando los secuestradores obtuvieron el rescate, los empresarios fueron trasladados al hotel con la advertencia de que si contaban algo habría represalias. Finalmente, tuvieron que hacer frente al pago de su estancia en el hotel para poder recuperar su documentación y gestionar el billete de avión de vuelta a España. Durante las investigaciones se supo de otros dos casos similares. En uno de ellos fue víctima un empresario barcelonés, mientras que otros tres extremeños estuvieron a punto de viajar pero los secuestradores abortaron la misión.