­Este fin de semana, Izquierda Unida culminará un proceso que determina su futuro a corto y medio plazo. Por primera vez en su historia, todos los militantes y simpatizantes podrán decidir a través de su voto directo quién será el próximo líder que encabece a la dirección del partido y qué estrategia política seguir para dar respuesta a los nuevos retos que se le plantean a la formación en un escenario político en el que ya no es la primera alternativa al PSOE. Desde ayer, se ha abierto un periodo de votaciones telemáticas que concluyen este domingo con la posibilidad de votar de forma presencial y en el que la candidatura que encabeza Alberto Garzón parte como clara favorita para tomar las riendas de IU, hasta ahora, liderada por Cayo Lara.

En este camino, Garzón puede contar con el apoyo de la dirección provincial del partido, que respalda el proyecto de futuro trazado por el malagueño y que se caracteriza por su afán de ampliar los cauces de participación interna para abrir aún más el partido y, sobre todo, por defender la confluencia con otras fuerzas y colectivos que estén en sintonía con los postulados que defiende. En este nuevo horizonte, este confluencia se extendería más allá de las próximas elecciones generales y pretende apuntalar un proyecto político que puede actuar como fuerza hegemónica.

Las candidaturas alternativas a la de Garzón son dos. La que incluye a Cayo Lara y que está capitaneada por la eurodiputada Paloma López y la que se arremolina alrededor de Gaspar Llamazares y proviene del núcleo de Izquierda Abierta. Cada candidatura, a su vez, ha ido acompañada de un modelo de futuro expreso para la formación y que se la he ido explicando a los militantes y simpatizantes en las diferentes asambleas. «En función de los debates que se han ido celebrando, aquí en Málaga el apoyo a Alberto Garzón y su proyecto es muy muy mayoritaria», reiteró ayer el coordinador provincial de IU, José Antonio Castro. Un apoyo, que también hizo extensible al resto del territorio nacional. Al igual, que su satisfacción por haber logrado lo que consideró una «reivindicación histórica», en alusión a ampliar el derecho a un voto directo a todos los militantes de IU.