Con 12 años pintó una Málaga difícil de imaginar hoy: desde la terraza de la casa de su maestro, Salomón Conejo, plasmó en el lienzo los restos calcinados por el fuego del antiguo colegio de Barcenillas, en la calle Ferrándiz. Era el mismo niño que con esa edad ayudaba a su maestro a pintar uno de los retratos de la galería de alcaldes que hay en el Ayuntamiento. Es el artista cuyo cuadro del estadista Bernardo de Gálvez cuelga hoy en el Capitolio de Washington como uno de los héroes de la independencia de Estados Unidos.

La labor le ha merecido recientemente la concesión del premio Bernardo de Gálvez que cada año otorga la asociación Bernardo de Gálvez y Gallardo, Conde Gálvez. Y en atención a su carrera, este año ha sido galardonado con uno de los premios que concede la Junta el Día de Andalucía.

Es evidente que a Carlos Monserrate Carreño (Málaga, 1933), que ha pintado desde papas a ministros y en total más de 2.000 obras, no le asustan los grandes retos, por eso, a los 82 años, está embarcado en su particular versión del Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga, realizado hacia 1887 por el alcoyano Antonio Gisbert.

«Decidí pintarlo porque es un cuadro histórico de Málaga, es Historia de Málaga», destaca, mientras su hija Cristina subraya que a su padre le gusta muchísimo la Historia.

La obra, de 1,95 de largo por 1,30 de alto, está todavía en plena producción, aunque para el profano parezca terminada. «Le falta muchísimo, por ejemplo, ninguna cara está terminada», advierte el artista, que ya dio pruebas de su perfeccionismo con el retrato de Gálvez.

Y al igual que con el retrato del militar de Macharaviaya, Carlos Monserrate no ha querido que se trate de una mera copia del cuadro de Gisbert para así dejar su huella: «Aunque tomo de base el cuadro de Gisbert, que está en el Museo del Prado, estoy cambiando lo que me parece que tiene que cambiar». Y así, el artista, que ha tomado notas desde el sitio en el que tuvo lugar el fusilamiento, en El Bulto, ha pintado el convento del Carmen con el color ladrillo original, cuando en la obra de Gisbert aparece pintado de blanco.

También ha modificado la Sierra de Mijas, «porque los montes del cuadro de Gisbert no son los que se ven desde la playa», precisa.

El artista calcula que le queda cerca de un mes para dar la obra por terminada. De momento, ya lleva unos ochos meses de trabajo. A Carlos Monserrate le gustaría que el cuadro pudiera colgar del futuro centro de interpretación que sobre Torrijos se emplazará en el convento perchelero del Carmen.

El pintor malagueño, que recibió su primera caja de óleos de parte de los Reyes Magos a los 8 años, ingresó con la edad mínima en la Escuela de Bellas Artes, entonces en el edificio del Ateneo, en 1946, con 13 años. Premio fin de curso, con 14 años ya participa en exposiciones provinciales. Trasladado a Melilla en 1959, cuando aprueba las oposiciones a contador del Estado, con 27 años comienza en Melilla su carrera como pintor. A su vuelta a Málaga en el 68, donde desarrolló el resto de su carrera. Conocido retratista, ha pintado al Rey Juan Carlos para el salón de plenos de la Junta del Puerto y a varios ministros de Hacienda como Carlos Solchaga, Pedro Solbes o el actual, Cristóbal Montoro. También ha inmortalizado al obispo Antonio Dorado Soto, entre otros y en 2005 al papa Benedicto XVI.

En 2013 la parroquia del Corpus de Pedregalejo estrenó seis cuadros de gran tamaño realizados por el artista durante cuatro años.

Además, tiene una amplia producción para cofradías de Málaga como el Crucificado de Benlliure que pintó para la Expiración o el Cristo de la Redención.

En 1991, con motivo de una exposición en la Galería Benedito, el periodista y académico de San Telmo Julián Sesmero escribió un libro sobre el artista, de quien dijo: «En la obra de Monserrate se aprecian los valores de un compromiso consigo mismo: llegar más allá del simple dominio de tema y materia, focalizar la raíz misma de su pintura...». Un pintor siempre con grandes retos que superar.