Con los pies clavados en la arena y la tensión notándose en el rostro. La tralla tira de los cuerpos hacia atrás, mientras éstos se inclinan hasta ponerse casi paralelos a la arena. El copo requiere de un esfuerzo brutal a los pescadores, que ayer por la mañana recrearon este arte de pesca tradicional, prácticamente perdida salvo para demostraciones como las de ayer que sirven para rememorar las viejas fotografías en blanco y negro de una Málaga que queda sólo en el recuerdo. Y cada vez de menos gente.

La Asociación de Pescadores del Litoral Este de Málaga volvieron a recuperar le copo por decimoquinta vez consecutiva. Una cita que comienza a las cinco de la mañana con las jábegas surcando el mar para extender las redes.

El funcionamiento de este arte de pesca en sencillo y muy efectivo. Se extiende una red en semicírculo, paralela a la playa y luego se cierra el cerco. Los marengos tiran de la tralla para sacar la red a la arena y, en su interior, todos los peces que haya a su paso.

Prohibido en los años 60 por esquilmar los bancos de peces de forma indiscriminada al extenderse su uso, el copo sigue formando parte del imaginario popular malagueño, como puede serlo el cenachero, el biznaguero o la Farola, por señalar algunos de estos elementos.

La Lanza del Amanecer, como se conoce a echar el copo, de ayer por la mañana es una simulación de este arte de pesca que se lleva repitiendo desde hace quince años. A las 5.30 horas estaban citados los marengos para echar las redes y a las ocho de la mañana ya se había sacado el copo, con una buena pesca de jureles, fundamentalmente, que se subastaron de forma ficticia por 5.000 reales en la misma playa.

Y tras la pesca, a retomar fuerzas. Los participantes en esta recreación del copo y muchos de los curiosos que participaron en la experiencia degustaron un desayuno típico de los pescadores malagueños, organizado por la Asociación de Pescadores: café con leche, pan con aceite y pescaito frito. Eso sí, el pescado era muy fresco.