Primero fue la comida «low cost», después los viajes, los gimnasios o la ropa. Nos sorprendieron con su incursión en la odontología e, incluso, en negocios más tradicionales como el pan y la bollería, pero ahora el concepto sube un peldaño más y raro es que algún barrio no cuente ya con una de las conocidas como peluquerías low cost. El «boom» experimentado por este modelo de negocio hace que, en los últimos meses, se hayan multiplicado por toda la ciudad hasta el punto de confluir dos en una misma calle.

De aspecto sobrio y estética minimalista, es fácil distinguirlas del resto. Todas siguen el mismo prototipo, y es suficiente un solo vistazo para apreciar el ahorro en mobiliario y decoración. También abaratan los costes de otras partidas como las revistas o las máquinas de café y agua, que habitualmente ofrecen como detalle hacia los clientes.

Su mensaje es claro: servicios de peluquería asequibles para cualquier bolsillo. Tintes, cortes y peinados, que por solo 5 euros, permiten competir en precio con cualquiera de las ofertas más atractivas del mercado. En Málaga son varias las cadenas que han llegado con fuerza para quedarse. Desde las franquicias más populares hasta iniciativas privadas que están obteniendo muy buenos resultados. Es el caso de ´L@ pelu low cost´ que ya cuenta con tres salones en la ciudad (calles Héroe de Sostoa, Armengual de la Mota, y Tomás Echevarría) y tiene prevista la apertura de otros tres.

«Un servicio exprés y de calidad» es la idea que Oscar Mongelos exportó de Argentina, su país de origen, para abrir su primer centro en la capital malagueña a mediados de 2009 cuando no existía nada parecido. El buque insignia, la coloración. Triunfan los tintes y las mechas, que realizan por solo 12 euros, y los peinados en el caso de las señoras con más de 50 años que, según cuenta, asisten hasta dos veces por semana. «Que sea barato no quiere decir que sea malo. Puedo hacer el mismo peinado por 5 euros que por 50», defiende.

Para él, el secreto de su éxito se debe a que sus empleados (ya tiene en plantilla a 16 profesionales), no son aprendices y, el que menos, cuenta con varios años de experiencia. «Lo que nos diferencias de las cadenas low cost es que, mientras ellos son empresarios con posibilidades económicas, tanto yo como mi socia, somos peluqueros que, en cualquier momento, podemos intervenir si el resultado obtenido no ha sido el esperado», explica. Su conocimiento y visión del negocio, ha tambaleado el sector: «He visto como peluquerías cercanas a las mías han tenido que cerrar e incluso se han ofrecido a trabajar conmigo y después de aprender, han vuelto a abrir», presume. En cuanto a los servicios de estética, aunque según el propietario, no pueden ser considerados totalmente «low cost», los llamativos precios que señala se acercan bastante a esta idea. Manicuras por 5 euros, esmaltados permanentes por 7 o pedicuras por 10 son algunos de los trabajos más demandados. Además de «precios de risa», la posibilidad de acudir sin cita previa y los horarios ininterrumpidos de lunes a sábado, son otros punto a favor.

Sin embargo, la que realmente ha expandido el modelo por todo el país ha sido la franquicia 'Peluquerías low cost'. Con más de 80 centros abiertos, afirma ser la tercera cadena de peluquerías en España y prevé llegar en 2017 al primer puesto. En Málaga, irrumpió con dos primeros establecimientos en las zonas de Cristo de la Epidemia y Pedregalejo, pero su proyección es mucho mayor.

Las características y precios son prácticamente similares. Servicios llamativos por cinco euros, mechas que no superan los 15 €, o tratamientos de keratina que rondan los 10€. Eso si, por algunos es necesario pagar un extra en cabellos largos.

En el lado opuesto, el que ocupan el resto de peluquerías desde las más modernas hasta las más tradicionales, y surge aquí la duda, ¿están afectando a sus cuentas? Muchas de las consultadas consideran que este tipo de locales no repercuten en sus números porque el tipo de clientes que los frecuenta son totalmente diferentes. Aún así, no todas están teniendo la misma suerte y las que tienden a reducir los precios al mínimo lamentan que las usuarias se estén decantando por otras opciones.

@aidagar